Un siglo de cambios en la plaza del Pilar de Zaragoza: del adiós a los coches y árboles al desalojo del cubo de Turismo

El gran salón de la ciudad, 32.500 metros cuadrados para uso del peatón, ha experimentado una profunda transformación en los últimos cien años.

La plaza del Pilar a lo largo de los años.
La plaza del Pilar a lo largo de los años.
Archivo HA

No hay visita a Zaragoza que no incluya una parada en la plaza del Pilar. La majestuosidad de La Seo y la Basílica del Pilar, el gran salón de la ciudad que las une, diáfano y peatonal, con fuentes ornamentales y materiales de gran calidad, no dejan indiferente a nadie. El centro neurálgico religioso, turístico y administrativo de la capital aragonesa ha experimentado numerosos cambios a lo largo del último siglo, y la próxima desaparición del Cubo que alojó la antigua Oficina de Turismo permitirá que la plaza gane aún más amplitud al integrar la plaza frente a la Delegación del Gobierno y la calle Santiago. 

Recordaba Juan Antonio Gracia, canónigo y periodista, a inicios de siglo en un reportaje en HERALDO, cómo era la vieja plaza del Pilar, "pequeña, provinciana, silenciosa y acogedora", adecuada, decía, para la basílica a la que daba acceso. Palacios, posadas, colegios, monumentos y humildes viviendas compartían espacio en el corazón de una Zaragoza de 300.000 habitantes donde quedaban aún muchas cosas por hacer. 

El Pilar y La Seo, la basílica y la catedral, tenían cada una su plaza, y una calle las separaba. La estructura actual se planteó en 1914, en un plan del arquitecto municipal José de Yarza y de Echenique, pero se abandonó, y fue Regino Borobio Ojeda quien, en 1939, planteó unificar las dos plazas. En 1939 se redactó el proyecto de lo que se conocería desde entonces como la plaza de la Catedrales. 

La plaza del Pilar, a inicios del siglo XX.
La plaza del Pilar, a inicios del siglo XX.
Heraldo

La Seo, la Basílica del Pilar, el Ayuntamiento de Zaragoza, el entonces Gobierno Civil, los juzgados... Todo pasaba en torno a una gran plaza de más de 30.000 metros cuadrados, donde había árboles, tráfico rodado y muchísimas palomas. Contaba Juan Antonio Gracia que la reforma de Borobio "no llegó a satisfacer" plenamente porque el espacio quedaba bastante desordenado.

La plaza del Pilar a lo largo de los años.
La plaza del Pilar a lo largo de los años.
Archivo HA

La gran transformación, la última hasta la fecha, llegó con el plan Zaragoza 1992, que tenía como proyecto estrella la reforma de la plaza, que siguiendo el estilo de la época apostaba por la eliminación de las zonas verdes, el tráfico rodado y todo confluía en una prolongada explanada peatonal. Entre los múltiples motivos de discusión que rodearon las obras figuró el traslado del monumento a los Caídos al cementerio de Torrero, que cedió su espacio a la Fuente de la Hispanidad.

Las obras en la plaza del Pilar, en 1991.
Las obras en la plaza del Pilar, en 1991.
Heraldo

Unas 300.000 personas acudieron el 8 de mayo de 1991 al estreno del espacio remodelado entre la plaza de La Seo y la Iglesia de San Juan de los Panetes, una majestuosa obra que costó 2.494 millones de pesetas (15 millones de euros, de los de entonces) y que se ejecutó en un tiempo récord. Granito gris de Cabrera (Madrid), rojo (Finlandia) y negro (África), bronce laminado... No se escatimó en gastos. Contaban que la iluminación del Pilar se podía ver desde 40 kilómetros. No en vano, cada una de las torres de iluminación costó 12 millones de pesetas. El arquitecto que la ideó, Ricardo Usón, quedó "muy satisfecho". Rehuía entonces las polémicas. "La plaza ha sido el punto de mira de los últimos años porque es la más emblemática de la ciudad, pero creo que la gente comenzará a entender sus distintas piezas precisamente ahora, cuando empiece a vivirla", señalaba.

La plaza del Pilar a lo largo de los años.
La plaza del Pilar a lo largo de los años.
Archivo HA

Así ha llegado la plaza del Pilar, corazón de las fiestas y de las gestas deportivas, hasta ahora, cuando se plantea un nuevo cambio: la supresión del cubo dónde se alojó hasta finales de diciembre la Oficina de Turismo. El equipo de Gobierno municipal apuesta por retirarlo y tan solo falta avanzar en los informes arquitectónicos para desalojar el espacio, que cuenta con una superficie de 50 metros cuadrados bajo su estructura acristalada. Han de decidir, además, si se traslada a otro punto de la ciudad o se desecha. Mantenerlo en la actualidad donde está carece de sentido. Sirvió hace años para ocultar a la vista de los turistas la calle Santiago, que está ahora rehabilitada. Eliminar el cubo dará una mayor amplitud a gran plaza del Pilar, que en las últimas legislatura solo ha sido objeto de pequeñas actuaciones como la limpieza de las torres de iluminación y la reparación, ahora, de la Fuente de la Hispanidad. 

Cubo de Turismo de la plaza del Pilar.
Cubo de Turismo de la plaza del Pilar.
Heraldo
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