Ocho agresiones a taxistas de Zaragoza en cuatro meses disparan la instalación de cámaras de seguridad
Más de 700 profesionales tienen autorización municipal para usar los dispositivos y algunos, sin permiso, graban también fuera.
Agresiones físicas y verbales, clientes que intentan irse sin pagar, en ‘simpas’ que son más frecuentes de lo que quisieran... Desde que se superó la pandemia, vivir del taxi requiere una infinita paciencia. Y a veces no basta con ella. Ocho agresiones en cuatro meses han hecho saltar las alarmas y han disparado el uso de las cámaras de seguridad por encima de las 700, el 40% de la flota de Zaragoza.
Por si eso fuera poco, circular por la ciudad, con bicicletas y patinetes al alza, complica al máximo la conducción. Tal es así que algunos profesionales, sin tener permiso para hacerlo, graban hacia el exterior del vehículo y, si se ven implicados en un accidente, aportan la imagen a los abogados. Unos jueces aceptan la grabación, otros la rechazan. Desde la Asociación Provincial de Autotaxi de Zaragoza (Apatz) recuerdan que está prohibido hacerlo. Aunque algún taxista lo haga.
La autorización municipal solo permite a los profesionales del sector captar imágenes en el interior del vehículo. "Con las últimas agresiones, la gente tiene miedo", explica Miguel Ángel Perdiguero, presidente de Apatz. Recuerda que las dos últimas agresiones fueron en Nochevieja, y que la videovigilancia ha permitido a los taxistas avalar su testimonio y salir airosos de más de un entuerto.
A modo de ejemplo, cita Perdiguero el caso de un conductor que llevó a una clienta de un hotel de categoría superior a un banco, que no le pagó porque no funcionaba la tarjeta y cuando entró en la sucursal para reclamar el coste de la carrera le pegó con el bolso provocándole una brecha en la cabeza. Con las imágenes se vio que la mujer del ‘simpa’ y la agresión estaba en busca y captura por fechorías similares en otras ciudades.
La implantación de cámaras de videovigilancia está siendo progresiva. De los 1.777 taxis que hay en Zaragoza, en 2020 las llevaban el 10%; en 2022, un 17% y en la actualidad se han disparado hasta un 40%. Perdiguero sitúa el punto de inflexión hace un año y explica que todos los vehículos nuevos las incorporan. En su opinión, en dos o tres años el uso de cámaras, que solo pueden grabar el interior del vehículo y sin sonido, "estará generalizado en toda la flota".
Mira al futuro el presidente de los taxistas y confía en que, como ocurre en los países del Este, les permitan grabar fuera como prueba en caso de accidentes. Como algunos conductores hacen ahora por su cuenta, desoyendo las advertencias de la asociación.
Los taxis con videovigilancia portan en las ventanillas pegatinas donde advierten a sus clientes de que hay cámaras y disponen de instancias a cumplimentar por quienes suben al coche y se niegan a ser grabados.
Las cámaras duales que llevan los taxistas de Zaragoza se venden a 200 euros en la cooperativa. Tienen capacidad para grabar dentro y fuera del vehículo, disponen de sensores de impacto, geolocalizadores y la custodia de las imágenes, que se deben borrar en 30 días, corresponde al dueño del taxi. Si hay un percance, guardan las imágenes a modo de prueba. ¿Hay muchos incidentes? Perdiguero explica que su abogado atiende lunes y jueves entre 12 y 15 consultas. "Tras la covid a la gente le ha pegado un chispazo. El abogado tiene la consulta llena", explica.
