Un acusado de intentar matar a su exmujer acaba condenado a 15 meses de cárcel por amenazas en Zaragoza

El hombre llevaba 19 meses en prisión y salió este viernes con una pulsera electrónica para impedir que se acerque a la víctima. 

El acusado, durante el juicio celebrado ayer en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
HA

La Audiencia Provincial de Zaragoza no cree que José P, N., de 52 años, tuviera intención de matar a su exmujer cuando se abalanzó contra ella armado con un cuchillo jamonero que clavó en la pared, cerca de su cuello, gracias a que ella esquivó el ataque. 

El tribunal de la Sección Primera mantiene que si su propósito hubiera sido matarla habría lanzado más golpes contra su cuerpo tras haber errado la primera vez, lo que no ocurrió. Por esa razón, absuelve al acusado del delito de tentativa de homicidio por el que fue juzgado y le pedían ocho años y medio de prisión y lo condena por amenazas a 15 meses de cárcel.

Además, le impone una orden de alejamiento de la mujer a la que no podrá acercarse a menos de 300 metros durante cuatro años. Para asegurarse del cumplimiento de esta medida, los magistrados han ordenado que se coloque al penado un dispositivo telemático. Como José P. N., defendido por el abogado Alejandro Sarasa, llevaba en prisión preventiva desde julio de 2022, cuando sucedieron los hechos, ayer mismo abandonó el centro penitenciario una vez cumplida sobradamente la pena de privación de libertad.

El tribunal considera probado que el acusado estuvo casado durante 15 años con la mujer, con la que tuvo dos hijos. Pero, a pesar de que la pareja se divorció, siguió conviviendo en el mismo domicilio por motivos económicos y por los niños, entonces de 2 y 10 años. El 30 de junio de 2022, cuando ella estaba fuera de la vivienda, José P. N. la llamó y le dijo: "Si vienes a casa ya sabes lo que te va a a pasar, te voy a matar". La mujer, aterrorizada, decidió no volver hasta el día siguiente, sobre las 8.00.

Al llegar, el acusado le preguntó dónde estaban las "cámaras" y los "micrófonos" y la acusó de ir borracha. Ella se dirigió a su dormitorio y se acostó con el bebé. Luego, salió a comprar y, al regresar, se fue de nuevo a su cuarto con el hijo pequeño. Sobre las 17. 30, el hombre entró bruscamente al dormitorio preguntándole otra vez por los micrófonos y las cámaras e insultándola gravemente. "Ahorita te vas a enterar de lo que te voy a hacer", le dijo y regresó con un cuchillo jamonero. 

Al verlo entrar, la víctima se levantó con el bebé en brazos y él se le abalanzó con el arma, que esquivó y clavó en la pared. Todo sucedió delante del hijo de 10 años, que en ese momento le pidió a su padre que no hiciera eso. El cuchillo cayó al suelo y el acusado lo recogió diciéndole al mismo tiempo a su ex que se marchara de casa y dejara sus hijos allí porque, si no, la iba a matar. Ella puso al bebé en el suelo y salió del domicilio.

El niño de 10 años fue testigo de todo y lo contó tanto a la Policía como en el juzgado y en el juicio de la Audiencia. Por eso y analizando los testimonios, el tribunal no tiene duda de que sucedieron los hechos así. La cuestión a dilucidar es si constituían un delito de homicidio en grado de tentativa o uno de amenazas.

Los magistrados explican en la sentencia que uno de los problemas clásicos del derecho penal es determinar el ánimo homicida. Y, analizando los actos, la voluntad, el comportamiento del autor antes, mientas y después de la agresión, entre otras cosas, concluye que el ánimo no era matar pero sí amenazar. 

El tribunal aplica al acusado la agravante de parentesco y la atenuante de anomalía psíquica por el trastorno de conducta secundario a la ingestión de cocaína que padece, unido a una celotipia, que afectan a su capacidad volitiva e intelectiva.

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