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Los Reyes Magos brillan en una noche con cierzo y mucha ilusión: así ha sido su visita a Zaragoza

Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar aterrizan en La Romareda y protagonizan una cabalgata colorida y emocionante hasta la plaza del Pilar. 

Fotos de la Cabalgata de Reyes 2024 en Zaragoza
Fotos de la Cabalgata de Reyes 2024 en Zaragoza
Francisco Jiménez

Desde bien temprano estaba más que claro que este viernes era un día especial. Muchos de los que acudieron por la tarde a La Romareda madrugaron prácticamente tanto como lo harán mañana en el Día de Reyes, nerviosos sabiendo que iban a reunirse por unas horas con Sus Majestades de Oriente. Desde las gradas les vitorearon, les aplaudieron y trataron de hacerles llegar a voz en grito sus deseos. Aunque Melchor, Gaspar y Baltasar apenas atinaban desde el terreno de juego a discernir quién les estaba pidiendo un videojuego y quién un viaje a Disneyland. Que nadie se preocupe, que para que no haya lugar a error están las cartas.

Fue el preludio de una tarde-noche mágica en la que la ilusión se respiraba en todas partes. En la alegría de los niños, que no paraban de dar pequeños saltos en el sitio incapaces de contener la emoción. Y en la sonrisa de sus padres, que les miraban deseando, quizá, que con el tiempo fuera este para ellos uno de esos recuerdos de la infancia que tienen para siempre un hueco en la memoria. Los protagonistas del día se hicieron esperar, pero Javi el Mago se encargó de amenizar el rato y templar los nervios de los chavales. También los miembros del coro Amici Musicae Juvenil, que encandilaron al público con sus voces. Música, risas y algún que otro encantamiento, tampoco hacía falta mucho más.

Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar protagonizan una cabalgata 2024 colorida hasta la Plaza del Pilar

Los camellos se quedaron descansando, probablemente en alguna dependencia municipal, y cogiendo fuerzas para la noche que se les venía. Los Reyes, esta vez sí, pudieron quitarse la ‘espinita’ que se les quedó en su visita a Zaragoza en la Navidad del año pasado y hacer su espectacular aparición en La Romareda desde el aire, subidos a bordo de un helicóptero de la Policía Nacional. No fue posible en 2023 debido a la espesa niebla que envolvió aquel día la ciudad, pero esta vez la climatología dio una tregua e incluso las nubes negras que encapotaban el cielo se confabularon para que todo saliera bien.

Con un helicóptero, posandose en el campo de La Romareda, S.M. Los Reyes Magos de Oriente comienzan a repartir alegría e ilusión

Sus Majestades aprovecharon el rato en el estadio para darse un más que merecido baño de masas e incluso echarse al bolsillo la carta de algún rezagado. O de quienes veían más fiable entregar en mano su lista de deseos, no fuera a ser que el cartero real se hiciera un lío con el remitente. "Nosotros la dejamos en el buzón de la plaza del Pilar, pero también hemos querido traerla aquí, así nos aseguramos de que no se equivocan, ¿verdad?", comentaba Beatriz Fernández en nombre de su hijo Álvaro, que había enmudecido ante la impresión de tener tan de cerca a Gaspar. La fiesta aún no había hecho más que empezar.

Recibidos por la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, su homónima infantil, Henar Chinchilla, y el jefe superior de la Policía de Aragón, Florentino Marín; Melchor habló en nombre de los tres. Agradeció al experimentado piloto Santiago, que había estado al mando de la expedición, que les hubiera permitido contemplar la ciudad desde el aire, más "preciosa" todavía, según dijo. Pidió a los niños que no estuvieran nerviosos, sabedores que durante estos días todos se habían portado "bastante bien", y además les dejó alguna que otra lección para que la pusieran en práctica a lo largo de este año.

"Hay que hacer caso a vuestros padres, abuelos y profesores y tener respeto por ellos", reclamó Melchor. También les aconsejó que cuidaran el medioambiente y el planeta y que dieran cariño, porque "el amor hace que las ciudades y los países estén en paz". "El futuro es vuestro", les recordó a los pequeños.

Con tan enriquecedoras enseñanzas en el bolsillo, las 7.000 personas que, según informaron desde el Ayuntamiento, habían acudido a La Romareda fueron abandonando el estadio para hacerse con un buen sitio desde el que contemplar la cabalgata, que partió a las 18.00 del colegio Joaquín Costa, en el paseo María Agustín. Una hora antes ya era complicado acercarse a las vallas que marcaban el recorrido, y hubo incluso quien, previsor, se llevó consigo una banqueta plegable para poder contemplar el espectáculo con mayor comodidad.

Pasaban los minutos y la impaciencia comenzaba a apoderarse de los niños de menor edad. El motivo no carecía de importancia: la salida de la primera carroza marcaría el inicio oficial de la que es, indiscutiblemente, la noche más mágica del año. Todos estaban deseando ver a su Rey Mago favorito. Cada uno tiene el suyo, aunque Baltasar volvía a ser el nombre más coreado. "¡Que salgan ya, que salgan ya!", repetían una y otra vez las cientos de personas congregadas en el punto de partida. Muchos con chocolate caliente y hasta termo en mano, cualquier arma era buena para hacer frente al frío que comenzaba a arreciar a esa hora.

Con puntualidad y cierzo

Aunque a algunos se les hizo larga la espera, lo cierto es que el espectáculo partió con puntualidad religiosa. La Policía Local y los Bomberos, que hasta habían decorado uno de sus camiones con luces navideñas, fueron los encargados de abrir camino. Les siguieron más de 220 artistas de diez compañías diferentes, ocho aragonesas, una de Alicante y otra de Francia. Salieron a pasear las ocas, que habían puesto algún que otro huevo con el que quienes las acompañaban esperaban hacer una tortilla de patata "para chuparse los dedos". Apareció también el carbonero, con una carretilla cargada hasta los topes de eso que ningún niño espera ver debajo del árbol. 

El fuerte cierzo que soplaba hizo de las suyas y más de uno tuvo que agacharse para esquivar la carroza del genio, que acabó dando bandazos de lado a lado. Hubo también una figura hinchable de un simpático conejo blanco que fue necesario retirar por culpa del aire nada más empezar. Pero nada fue óbice para que los Reyes brillaran, como siempre, con luz propia. Llegó antes la camella Nana, los zancudos, un grupo de jazz y unos enormes y coloridos robots que bailaban al ritmo de música electrónica. Y por fin, seguidos de los carteros y la estrella de Oriente que se proyectaba en las fachadas, Melchor, Gaspar y Baltasar.  

No dejaron sus nombres de resonar por cada calle que pasaban. Todo el mundo quería llamar la atención y que Sus Majestades se fijaran en ellos, para quizá así, si les despertaban especial simpatía, conseguir amanecer hoy con un regalo extra que no estuviera previsto. Cuando los que vieron la cabalgata desde el punto de salida ya se marchaban a sus casas, todavía quedaba alrededor de una hora para que hicieran lo propio quienes aguardaban en la calle de Alfonso I. En la plaza de Aragón y el paseo de la Constitución, niños y mayores abarrotaban las escaleras del Paraninfo y se encaramaban a los bancos, los parterres y hasta las fuentes para contemplar el espectáculo con vistas privilegiadas.

Poco después de las 20.00 aparcaban sus Majestades las carrozas en la plaza del Pilar y visitaban el Belén gigante para dejar oro, incienso y mirra en el pesebre. Lograron recortar una hora al reloj respecto al año pasado. "Se me ha hecho muy corto", comentaba una madre. "Pero casi mejor –le decía a su hijo–, hoy hay que ir a dormir pronto porque vienen los Reyes".

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