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La Policía detiene a la salida de un juicio a una mujer que desvalija a ancianos que viven solos en Zaragoza

La investigada y su hermana suman casi 60 arrestos y eligen como víctimas a ancianos desvalidos a los que inicialmente ofrecen su ayuda.

La detenida, flanqueada por varios policías, ayer, en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
La detenida, flanqueada por varios policías, ayer, en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
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Ni una, ni dos. Tres  son las condenas que la zaragozana Isabel Carbonell Rosario (40 años) tiene actualmente recurridas para intentar evitar su entrada en prisión. Y a ellas podría sumarse una cuarta, ya que esta mujer volvió a ser juzgada ayer acusada de aprovecharse de un octogenario desvalido para robarle 2.000 euros. La encausada negó los cargos, pero lo cierto es que ella y su hermana suman casi 60 arrestos por asaltar a ancianos desvalidos que viven solos, una especialidad de la que han hecho su modus vivendi. De hecho, varios agentes del Grupo de Hurtos de la Policía Nacional aguardaban este lunes a la investigada a la salida del juicio para volver a detenerla por otra denuncia.

Los hechos que sentaron esta vez a Isabel Carbonell en el banquillo y por los que le piden tres años de cárcel se remontan al 3 de agosto de 2021, cuando, según la Fiscalía, la investigada abordó a un octogenario en Vía Universitas. El hombre caminaba solo y con dificultad, por lo que la acusada se acercó a él y amablemente se ofreció a acompañarlo hasta su casa. La mujer vio que el anciano portaba una mochila, por lo que con la excusa de que necesitaba un bolígrafo consiguió que la abriera. Circunstancia que le sirvió para apoderarse del fajo de billetes que llevaba dentro y, acto seguido, darse a la fuga.

Cuando el octogenario -al que representa la abogada Paula Pelet- denunció lo sucedido, la Policía le mostró varias fotografías, entre las que identificó con dudas a la autora del robo. Sin embargo, ayer nadie le preguntó en el juicio a la víctima si la acusada, a la que asiste la letrada Olga Oseira, era la persona que lo asaltó en la calle.

Las hermanas Carbonell son plenamente conscientes de que al elegir como víctimas a personas de tan avanzada edad las posibilidades de salir impunes se multiplican, ya que los denunciantes suelen tener dificultades para recordar el rostro de sus asaltantes.

La Policía confirma que estas dos mujeres llevan tiempo dedicándose a sustraer dinero y joyas en domicilios de personas mayores que viven solas, casi siempre de más de 80 años. Las seleccionan previamente en la calle o mediante los buzones instalados en los portales de las comunidades de vecinos. ¿Cómo? Fijándose en el nombre de pila de la víctima, mucha veces en desuso.

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