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Todos los Santos en Torrero: "Venimos cuando podemos, pero este día no falla"

Multitud de personas han acudido al cementerio, en una jornada en el que ha primado la tranquilidad y accesibilidad al recinto. 

Celebración de Todos los Santos en el cementerio de Torrero de Zaragoza.
Celebración de Todos los Santos en el cementerio de Torrero de Zaragoza.
Francisco Jiménez

Desde primera hora de la mañana, el cementerio de Torrero de Zaragoza ha sido este miércoles un ir y venir constante de personas, que no han dudado en mantener viva esta tradición en el día de Todos los Santos. Los más madrugadores, como Elisa y Carlos, que a las 9.30 ya estaban allí, han podido disfrutar de una mañana "tranquila", mientras que la afluencia ha ido creciendo según han ido pasando las horas. "Ahora es cuando se está empezando a llenar", han recalcado alrededor de las 11.00, cuando se disponían a coger el bus de vuelta a casa tras repetir un tradición a la que suman "todos los años". 

Tampoco la abandonan María Rosa Irache  y su marido, para quienes esta jornada forma parte de una costumbre que se remonta a "toda la vida": "Venimos cuando podemos, aunque ahora menos porque somos más mayores. Pero este día, desde luego, no falla", ha detallado. En esta ocasión ha acudido acompañada de su marido y también de otros familiares. "Vienen los hijos, los yernos...", ha señalado. y lo hacen para rendir recuerdo tanto a familia como a amigos. "Cuando nos falta alguien, importante son todos los días, pero este lo es más", ha destacado.  

"Hemos venido en autobús, pero volveremos andando, que cuesta abajo cuesta menos", ha asegurado entre risas. Como ellos son muchos los que se animan a hacer uno o los dos trayectos a pie. De hecho, ha habido gran cantidad de personas que, al filo del mediodía, estaban subiendo por la avenida de América y también por calle de la Fray Julián Garcés. Otros, por el contrario, prefieren ir el coche, aunque no se han producido grandes atascos en la rotonda de acceso y en la mayoría de las zonas no ha habido problemas de aparcamiento. 

"Hemos venido rápido y hemos aparcado muy bien. De hecho, hemos entrado por la puerta principal, que pensaba que no iba a ser posible, pero no ha habido mucho problema", ha explicado Javier Lázaro, quien ha acudido junto a su madre, Natividad Fauste. Para él se trata de una costumbre de "toda la vida", solo interrumpida por la pandemia, mientras que para ella se remonta a 1982, cuando falleció su padre. "Ahora tenemos aquí mucha gente y venimos todos los años. Si no es este día, los de antes o después", ha especificado ella, mientras paseaban por el camposanto zaragozano.  

A unos pocos metros de distancia estaba Alba Gutiérrez, junto a su madre, hermanos y tías, para quien esta cita es algo prácticamente nuevo. "Nunca había venido aquí. Llevamos dos años viniendo, desde que falleció mi abuela, y la verdad es que no me esperaba que hubiera tanta gente", ha explicado. En este sentido, ha reconocido que no es mucha la gente joven que mantiene esta tradición, que incluso va más allá del recuerdo a los que ya no están. "El sábado vinimos a una visita teatralizada, por la noche, en la que te explican los elementos más importantes, el por qué de cada tumba. Merece mucho la pena conocerlo", ha apuntado.  

A las visitas teatralizadas de estos días -y que algunas también se mantienen el resto del año- se han unido este miércoles las actuaciones tanto del coro como de la banda de música del Ayuntamiento de Zaragoza, que han amenizado el paseo de los visitantes y también han atraído muchas miradas e interesados. 

La familia de Miriam Alías tampoco ha dudado en faltar a esta cita. "Este año ha coincidido que nos venía bien venir justo este día y ha sido un acierto porque están muy bien gestionados los accesos, no hay muchísima gente y está siendo un día muy agradable", ha asegurado. Son ya tres generaciones las que participan (abuelos, padres e hijos) en esta jornada en la que recuerdan a aquellos que les faltan. "Lo hemos aprendido en nuestra casa y es lo que estamos intentando trasmitirles", ha dicho en referencia a los más pequeños de la familia. 

Y prácticamente todos los que acuden en esta especial jornada, lo hacen con un ramo o incluso un centro que dejar a los que ya no están. Los claveles y las rosas, han recordado los floristas, es lo más vendido. "Especialmente el clavel y, aunque antes era mucho rojo y blanco, ahora se trabaja más es el color", ha destacado Cristina Villafranca, de Flores Cristina, uno de los puestos que hay en la entrada al cementerio. A estos habituales, en jornadas como las de este miércoles, se suman otros ambulantes.

El domingo, máxima afluencia

Villfranca ha destacado que este año la llegada de visitantes se ha producido de manera más escalonada, aunque no se percibe "una menor afluencia" en el conjunto de la festividad. "No dejan de venir al cementerio, igual sube gente mayor que joven", ha detallado. No obstante, el de este miércoles fue, en términos generales, un día "tranquilo". "El domingo fue cuando más se trabajó", ha recalcado. 

Esa misma sensación ha tenido Javier Guijarro, de Flores Noemí, quien ha destacado tanto la afluencia del domingo, como la del lunes y martes "por la tarde". "Ha sido como un goteo, no ha habido grandes filas ni aglomeraciones como otros años", ha asegurado. Pese a todo, la perspectiva es que las ventas se mantengan en cifras similares. 

 

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