crimen de laia

El jurado declara culpables de asesinato a la madre y el padrastro de Laia, la niña de 2 años maltratada en Zaragoza

Dice que aumentaron de forma deliberada su sufrimiento al verla agonizar durante las últimas 48 horas y no pedir ayuda. Considera probado que querían acabar con su vida, por lo que la Fiscalía y las acusaciones piden prisión permanente.

Momento de la lectura del veredicto en el juicio por la muerte de la pequeña Laia
Momento de la lectura del veredicto en el juicio por la muerte de la pequeña Laia
Oliver Duch

El jurado del caso Laia, la niña de 2 años fallecida en Zaragoza víctima de los malos tratos que venía recibiendo «de forma persistente y habitual», ha declarado hoy culpables de un delito de asesinato con alevosía tanto a su madre, Vanesa Muñoz Pujol (30 años), como a su padrastro, Cristian Lastanao Vallenilla (35). Durante el juicio celebrado la semana pasada en la Audiencia Provincial, los acusados se responsabilizaron el uno al otro del fatal desenlace. Sin embargo, el tribunal popular considera acreditado por mayoría que con los golpes que propinaron a la menor ambos quisieron causar su trágica muerte, registrada el 20 de enero de 2021 en la vivienda del barrio del Picarral en la que convivía con sus otros tres hermanos.

El veredicto del jurado permitió a la Fiscalía y las dos acusaciones particulares –la que ejerce el abogado Manuel Hatero en nombre del padre biológico de Laia, y la que dirige Pilar Camps en representación de la Generalitat de Cataluña, quien tiene la tutela de la hermana mayor de la víctima– mantener la petición de prisión permanente revisable para los dos procesados. Las defensas, a cargo de los abogados José Antonio Alonso y Teresa Font, todavía confían en poder evitar este castigo, el más severo del Código Penal. De hecho, tras escuchar el rotundo pronunciamiento de los nueve miembros del jurado, los dos propusieron que se imponga a los acusados la pena mínima. Será el magistrado-presidente,Alfonso Ballestín, quien concrete finalmente la pena cuando dicte la sentencia.

A la hora de señalar como culpables de asesinato a la madre de la Laia y a su entonces pareja, con el que tuvo un cuarto hijo, el tribunal popular se apoyó principalmente en las conclusiones de la autopsia practicada al cadáver de la niña. Los forenses Salvador Baena y José Manuel Arredondo detectaron hasta 101 lesiones en un cuerpo de apenas 15 kilos: 73 recientes y 28 antiguas. «La molieron a palos», dijeron, explicando que tenía golpes en cráneo, cara, tórax, abdomen, extremidades... «Todas ellas producidas en el domicilio familiar», dice el veredicto.

Según los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Aragón (IMLA), 48 horas antes de su defunción la menor recibió un fuerte golpe en el abdomen que le seccionó el duodeno, una lesión especialmente dolorosa que soportó sin ningún tipo de asistencia sanitaria, ya que ni su madre ni su padrastro llamaron a urgencias. A pesar de que la sintomatología de la menor manifestaba un «claro riesgo vital», lo único que le suministraron para paliar esos dolores y la fiebre fue paracetamol, dice el jurado. La llamada al teléfono del 112 no se produjo hasta cerca de las 23.00 del día 20 de enero, cuando la peritonitis aguda que sufría la niña ya no tenía solución.

Una muerte con ensañamiento

El jurado considera probado que, al retrasar el aviso a los servicios médicos y seguir maltratando a la niña durante las 48 horas previas a su muerte, Vanesa Muñoz y Cristian Lastanao «propiciaron un aumento deliberado e innecesario del dolor de Laia durante esos dos días». Es decir, actuaron también con ensañamiento.

Para los miembros del tribunal popular, que tardaron unas ocho horas en alcanzar su veredicto, los análisis practicados al cabello de la víctima han servido para demostrar que la madre y el padrastro de Laia, «indistintamente, o uno de ellos con el asentimiento del otro», hicieron que la niña consumiera cocaína, cannabis, antidepresivos e hipnóticos durante al menos los seis meses previos a su muerte.

El jurado se pronunció en contra de la suspensión de la pena, así como de la concesión del indulto. El padre biológico de la pequeña, que ha presenciado todo el juicio, no pudo evitar ayer las lágrimas al escuchar un veredicto que no le devolverá a su hija pero que cree «hace justicia».

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