tribunales

Acusado un hombre de 55 años de agresión sexual y de inducir a la prostitución a una niña de 13 en Zaragoza

Él afirma que todo es "mentira", pero la joven, con un 47% de discapacidad mental, mantiene que se aprovechó de ella.

Alfonso G. O., durante su declaración en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Alfonso G. O., durante su declaración en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Francisco Jiménez

Un hombre podría ser condenado a una pena de entre 23 y 25 años de prisión si se prueba que agredió sexualmente a una niña de 13 años y la indujo a prostituirse. Las penas son tan elevadas porque, tal y como mantienen las acusaciones, los delitos están agravados por varias circunstancias: hubo penetraciones; la víctima era menor de 16 años –por lo que su consentimiento no es válido por ley–; él ejerció un claro abuso de superioridad –tenía 55 años– y se aprovechó de su vulnerabilidad, ya que tiene reconocida una incapacidad intelectual del 47%. No obstante, también podría quedar absuelto si, como defiende su abogado, Ignacio Loyola Rada, no hay pruebas de que todo lo que dice la menor sucediera.

Ante el tribunal, Alfonso G. O. solo admitió que conocía a la menor porque era hija de un amigo suyo, ya fallecido, y que un día le ofreció que fuera a su casa a limpiar dos veces por semana a su casa porque tenía enfermos a sus padres y a su hermana. "Estaba con dos chicos que solían limpiar los coches de mi sobrino y le pregunté si quería ir unas horas a mi casa por 10 euros. Me dijo que no y no llegó a venir nunca", declaró. "No pasó nada jamás", reiteró.

El acusado reconoció que intercambió mensajes por Whatsapp, pero solo relacionados con que fuera a "fregar". Dijo no recordar ninguna conversación del tipo: "Hace días que no te veo", "te echo en falta" o "acuérdate de borrar los whasapp, que no se entere tu madre". Tampoco que la llamara desde su móvil bastantes veces y, en ocasiones, con número oculto. Alfonso G. O. negó también que le ofreciera ganarse la vida ejerciendo la prostitución y que la llevara en su coche por pueblos de la Ribera Baja del Ebro para que contactara con otros hombres.

Sin embargo, la joven dijo que todo era verdad, que al verla con los chicos que limpiaban coches le ofreció un trabajo. "Fui a su casa y me dijo: si me la chupas te doy 10 euros. Estaba él solo, en el salón, y me dio ‘speed’. Fue la primera vez que lo probé", relató. A partir de ahí se repitieron los encuentros en su casa o en su coche. 

Primero eran felaciones y luego penetraciones. Contó que le ofreció presentarle a otros hombres a cambio de un porcentaje y que ella llegó a anunciarse a través de una aplicación de contactos. Pero luego, sobre todo a raíz de que la grabara haciéndole una felación, la adolescente se enfadó. Esta circunstancia, unida a una fuga de casa de cuatro días, derivó en que terminara contando a la trabajadora social de la comarca lo que estaba pasando.

Los mecanismos de protección se pusieron en marcha y culminaron en una denuncia ante la Guardia Civil. La trabajadora aportó varios pantallazos de mensajes del tenor de los citados, así como llamadas del acusado. A través de ellas contabilizaron que se habían podido producir 23 citas y, al menos en cuatro, hubo encuentros sexuales con él.

Las psicólogas explicaron que, según sus datos biográficos y las entrevistas personases, desde los 7 años la menor tiene problemas de comportamiento en casa y en la escuela y su madre, sola y con otros tres menores, no podía hacerse con ella. La describieron como muy impulsiva, con muy poco miedo, difícil de socializar y una inteligencia limitada. "Tiene conductas antisociales y rasgos disruptivos. Todo esto la hace muy vulnerable", dijeron. Añadieron que, pese a ello, que su relato es "congruente" y "consistente". 

La fiscal hizo hincapié en que las llamadas reflejaban contactos desde septiembre a diciembre, lo que avala la versión de la menor. "El acusado se acerca a ella por su vulnerabilidad y sus rasgos no hacen que mienta, sino que la hacen una víctima más vulnerable", destacó. Añadió que la chica, a lo largo de la instrucción, ha dado detalles de los coches empleados y ha descrito con precisión la casa del imputado, algo que no podría haber hecho si no la conociera. 

La representante del Ministerio Público explicó que el daño moral que le ha causado es grave y que le ha afectado a su desarrollo. En la actualidad la menor tiene 16 años y está en un centro de trastornos de conducta donde recibe tratamiento psicológico y psiquiátrico. 

Su abogado, Enrico Brusaterra, pidió que sea condenado a 15 años de cárcel por el delito continuado de agresión sexual y a 10 por corrupción de menores. "Su conducta es gravísima y totalmente reprochable. Es un depredador sexual que satisfizo sus instintos sexuales violentando a una menor con retraso mental y la incita a prostituirse. Merece el peor castigo", manifestó en su informe.  

Mientras, el defensor de Alfonso G. O., Ignacio Loyola Rada, subrayó que no existen pruebas y solo "elucubraciones" de la niña de la que dijo tiene "animosidad" contra su cliente porque su madre le dijo que no quería oír el nombre de esa persona en casa a raíz de la muerte por suicidio de su padrastro, amigo del encausado. Indicó al tribunal que la chica ha hecho declaraciones contradictorias y que los teléfonos de su cliente y la denunciante no se pudieron analizar. 

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