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Una factura de la luz de 6.218 € a un bar de Zaragoza acaba con dos comerciales condenadas

La Audiencia de Zaragoza les impone penas de cárcel por falsear un contrato y cambiar de compañía a los dueños a sus espaldas. 

Facturas de luz y gas.
Facturas de luz y gas.
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Los propietarios del bar-restaurante El Churrero, ubicado en el barrio de Montañana de Zaragoza, se quedaron sin palabras al abrir una factura de la luz y comprobar que el importe ascendía a 6.218 euros. Los hermanos llevaban gestionando el negocio varios años, pero jamás habían pagado mucho más de mil euros, razón por la que se negaron a abonar el recibo. Al final, el asunto ha acabado en los tribunales y con una sentencia condenatoria. Pero no contra los hosteleros ni la compañía eléctrica, sino contra dos comerciales de la empresa Equality Steam, ya que la Audiencia de Zaragoza acaba de considerar probado que falsificaron un contrato y cambiaron de suministrador al establecimiento a espaldas de sus propietarios. Y todo, para embolsarse una comisión.

Los hechos que dieron lugar a esta causa judicial se remontan a comienzos de 2019, cuando a raíz de la desorbitada factura los dueños del bar averiguaron que Ana Belén G. T. y Sheila A. P. podrían estar detrás de lo ocurrido, como finalmente ha confirmado la Sección Primera de la Audiencia Provincial. Según el apartado de hechos probados, la primera rellenó el nuevo contrato con los datos que le facilitó la otra, quien se encargó de firmarlo imitando la firma de uno de los dueños del bar. Según el tribunal, lo hicieron "con ánimo de lucro y de común acuerdo" para cobrar las correspondientes comisiones de Equality, empresa para la que trabajaban y a la que también se ha condenado en concepto de responsable civil subsidiaria.

Desde el primero momento, las encausadas negaron haber cometido cualquier irregularidad. Ana Belén G. T. manifestó en la fase de instrucción que habló con uno de los hermanos el 13 de diciembre de 2018 y este aceptó verbalmente al cambio de compañía eléctrica, algo que este último desmintió de forma categórica. Pero no solo eso, el hostelero explicó que aquello era materialmente imposible porque justo ese día se encontraba en el hospital.

La pericial caligráfica

El testimonio del denunciante obligó a cambiar de versión a la comercial, que pasó a decir que con quien había estado en el bar y había dado el visto bueno al cambio de contrato eléctrico era el otro hermano y también socio del negocio. Según esta, se parecían mucho y los había confundido. Pero también este hermano negó la versión de la acusada. Según el también denunciante, él nunca firmó ningún contrato, aunque alguien le había imitado bastante bien la firma.

Según la sentencia, por mucho que ella intentara negarlo, fue la encausada Sheila A. P. quien rubricó el controvertido contrato. Para llegar a esta conclusión, los magistrados se basan en el informe pericial emitido por una perito calígrafa con 26 años de experiencia. Cabe recordar que la investigada era la supervisora en Zaragoza de Equality, de la que dependían el resto de comerciales.

El informe de la Policía Científica sobre firmas concluye que las rúbricas no eran del denunciante, sin embargo, no podía afirmar sin duda que fueran efectuadas por la mencionada acusada. Es más, los especialistas llegaron a plantear la posibilidad de que fueran varias personas quienes falsificaran las firmas que aparecen en los documentos. De tal forma que una hubiera hecho tres de ellas y una segunda persona, la cuarta.

En cualquier caso, la Audiencia considera que es prueba suficiente para condenar a ambas imputadas por un delito de estafa en concurso con un delito de falsedad en documento mercantil, tal y como solicitaba la acusación particular, a cargo de la abogada Trini Paño. El fallo todavía es recurrible ante el TSJA. 

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