En busca de coches eléctricos más baratos y con menor tiempo de carga

Investigadores de la Universidad de Zaragoza proponen el uso de un nuevo circuito eléctrico mucho más versátil y eficiente que los que existen en la actualidad.

Héctor Sarnago y Óscar Lucía, investigadores del I3A.
Héctor Sarnago y Óscar Lucía, investigadores del I3A.
Universidad de Zaragoza

El Grupo de Electrónica de Potencia y Microelectrónica (GEPM) del I3A (Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón) lleva años investigando el vehículo eléctrico, contribuyendo al diseño de coches que tengan mejores prestaciones, sean más baratos y más eficientes para provocar un menor impacto ambiental y una disminución del gasto para quien lo compra. 

Su última aportación ha sido premiada como mejor artículo del Congreso Internacional de Electrónica de Potencia, celebrado en Estonia. Se trata de un estudio sobre cargadores de vehículos eléctricos en el que sus autores proponen un nuevo circuito mucho más versátil y eficiente que los que existen en la actualidad. De ello se han encargado Óscar Lucía y Héctor Sarnago junto a investigadores de la Universidad Tecnológica de Zúrich gracias a la financiación de un proyecto de la convocatoria de Proyectos Estratégicos Orientados a la Transición Ecológica y a la Transición Digital. 

Esta propuesta, que permite trabajar con redes monofásicas y trifásicas sin necesidad de añadir componentes adicionales, supondría la creación de sistemas más económicos que permitirían tiempos de carga más reducidos.

En este momento, sus autores tienen un prototipo funcional y desarrollan un segundo prototipo con mejoras en las prestaciones. Paralelamente, cuentan con colaboraciones industriales con diferentes empresas del sector de fabricación automovilístico. Ahora, su objetivo es "transferir este avance a la industria que es lo que hemos hecho estos años y lo que queremos seguir haciendo porque creemos que la investigación hay que transferirla porque es donde se beneficia toda la sociedad", explica Héctor Sarnago en una nota de prensa. 

La actividad investigadora en este ámbito está muy ligada a la innovación. Por ello, es necesario utilizar las últimas tecnologías para tratar de buscar la mejor respuesta: desde baterías a nuevos dispositivos semiconductores para obtener circuitos más eficientes. "Está sirviendo de revulsivo para que ciertas tecnologías que estaban con un estado de maduración incipiente hayan aumentado el volumen de producción por su introducción en el vehículo eléctrico y que empiecen a ser interesantes para otras aplicaciones", comenta Óscar Lucía. 

A pesar de todo, algunos países continúan mostrándose escépticos ante la revolución del coche eléctrico. Según investigadores del GEPM, el motivo principal suele ser el coste, que todavía se encuentra por encima del coche convencional -sobre todo en las gamas más bajas-, aunque las prestaciones sean superiores en muchos aspectos. "La batería es cara, la electrónica es nueva y eso también encarece, pero está cambiando todo muy rápido. A medida que la tecnología madura bajan los costes y también hay ayudas desde la Administración", apunta Héctor Sarnago. 

Otro motivo es la infraestructura de recarga. España es un país donde "vamos muy tarde en puntos de recarga y, sobre todo, en calidad. Puede pasar que llegues a un sitio y no funcione", señala Lucía. 

El tercer aspecto que apuntan los investigadores de la Universidad de Zaragoza es la falta de información, el desconocimiento de la sociedad de cómo funciona un coche eléctrico. "Existen muchos bulos con los tiempos de carga, con las baterías, que no se pueden hacer distancias largas... se ha generado mucha desinformación, incluso desde sectores relacionados con el mundo de la automoción", dicen.

Se trata de nuevas tecnologías y su desconocimiento genera rechazo, "pero no conozco a nadie que se haya comprado un eléctrico y se haya arrepentido porque tienen infinidad de ventajas, la primera la medioambiental y, hoy en día, el alcance no es un problema, con un vehículo medio puedes hacer más de 400 kilómetros; tienen un motor eléctrico que es infinitamente más sencillo que uno de combustión, no llevan aceite, no hay bujías, no necesita nada para las emisiones del diésel, genera par desde bajas revoluciones y eso los hace muy seguros en maniobras de adelantamiento e incorporación”, explica Óscar Lucía.

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