Zaragoza honra la memoria de Miguel Ángel Blanco y reivindica su papel en la historia de España
El Ayuntamiento de Zaragoza ha homenajeado al edil secuestrado y asesinado por ETA en 1997 con un acto en la plaza de San Francisco.
“Ningún día os borrará de la memoria del tiempo”, con esta cita de la Eneida de Virgilio ha comenzado la lectura del manifiesto con el que este jueves, 13 de julio, se ha recordado en Zaragoza el vil y cobarde asesinato de Miguel Ángel Blanco a manos de los terroristas de ETA en 1997. El homenaje al joven concejal del PP, secuestrado y ejecutado de dos tiros en la nuca, se ha celebrado en la plaza de San Francisco, junto al monolito que recuerda a las víctimas del terrorismo. Porque el agradecimiento se ha hecho extensible a los 1.451 asesinados, cerca de 5.000 heridos,167 secuestrados y decenas de miles extorsionados y exiliados por esta lacra.
El homenaje, organizado por el Ayuntamiento de Zaragoza, ha contado con la participación tanto de la alcaldesa, Natalia Chueca, y de numerosos representantes del equipo de Gobierno municipal. La presidenta de las Cortes de Aragón, Marta Fernández, ha encabezado la nutrida representación de VOX, formación que el año pasado no estuvo presente en la conmemoración del aniversario y que esta vez también ha declinado la invitación a poner voz al manifiesto de la Fundación Miguel Ángel Blanco. La encargada de iniciar su lectura ha sido la portavoz del PSOE en el Consistorio, Lola Ranera, quien se ha sumado a un sencillo pero emotivo acto al que también han asistido el presidente del PP en Aragón, Jorge Azcón, y numerosos miembros del partido. No ha habido representación de ZEC. El general jefe de la VIII zona de la Guardia Civil, general Francisco Javier Almiñana, y el jefe de la Unidad Adscrita de la Policía Nacional, Ramón Subías, tampoco han querido faltar.
El homenaje se ha iniciado con la interpretación de una pieza musical y un minuto de silencio. Tras los aplausos y la cita del poema de Virgilio que preside la entrada del Museo del 11-M en Nueva York, Lola Ranera ha comenzado a leer el manifiesto recordando que “nuestro país tiene un largo historial de sufrimiento terrorista”. “La organización terrorista ETA ha sido la principal causante de este mal absoluto, injustificable y totalitario, desde la primera hasta la última víctima”, ha dicho.
Un símbolo de libertad y concordia
La nueva concejal delegada para las Víctimas de Terrorismo, Ruth Bravo, ha recordado que Miguel Ángel Blanco era “una persona de bien, un ciudadano comprometido que fue torturado durante 48 horas y asesinado por ETA, a pesar de los millones de españoles que exigieron su liberación sin condiciones”. “Miguel Ángel Blanco se ha convertido en un símbolo de libertad y concordia frente a la barbarie -ha continuado-. Y en estos días nos reunimos en calles y plazas de toda España para defender su memoria frente al olvido interesado, frente al desistimiento, frente a la distorsión de su historia como estrategia para la consecución de objetivos ilegítimos”.
La alcaldesa Natalia Chueca ha sido la última en dirigirse a los presentes en el homenaje para poner voz a las palabras que Fernando Savater ha escrito para la Fundación Miguel Ángel Blanco. “Haber matado a un semejante no es una tarea circunstancial que un día se ejerce y a la semana siguiente se abandona como cambiarse de traje: ser asesino te marca para siempre, te convierte en un ser humano distinto”, ha leído la regidora, quien ha recordado que cada crimen de ETA “no fue nunca un gesto individual, sino la culminación de un proyecto colectivo”. “Asesinó el ejecutor, pero también quien ordenó el crimen, quien informó de las costumbres de la víctima, quien ayudó a cometer la fechoría o encubrió al ejecutor”.
“Ni podemos ni queremos olvidar”, ha sentenciado Chueca para poner fin a un homenaje en el que ha insistido en la figura de Miguel Ángel Blanco como “referente”. “Y es nuestro deber transmitir a los jóvenes su historia, que es parte fundamental de la historia de la España democrática”.
Para rubricar el acto, los presentes han depositado claveles blancos ante el monolito que recuerda a la víctimas, inaugurado el año pasado y colocado bajo un árbol del amor.
