El calor se combate con persianas bajadas y brazadas en el agua

Muchas de las casas zaragozanas no están aclimatadas para el calor. Aunque algunos tratan de soportarlo desde sus hogares, otros optan por ir a la piscina.

Así viven el calor extremo en su vivienda.
Así vive Carmen el calor extremo en su vivienda.
Francisco Jiménez

Carmen Tajada tomaba la fresca enfrente de su casa. La acompañaba su marido, Hipólito Fernández y una familia vecina. Viven en una de las viviendas sindicales de la urbanización Balsas Ebro Viejo, su hogar no está preparado para las altas temperaturas. "En invierno pasamos frío y en verano, calor", explicaron. "Estas paredes a las 12.00 están ardiendo", añadieron. Ellos son de los afortunados que cuentan con aire acondicionado, muchos de los residentes no pueden permitirse ese lujo.

María Pilar Cevallos y su familia llevan 11 años allí. "Tenemos pensado mudarnos, pero no sabemos cuándo", comentó. Ella aprovecha el aire acondicionado de su puesto de trabajo, porque en su casa "han perdido el mando".

Después toda una vida en la zona, muchos de los vecinos han aprendido a convivir con su situación. Rosario Martí, que lleva 51 años en el barrio, aseguró alegremente que en su casa no pasaba calor. "Cuando corre el aire salgo al balcón y tomo la fresca", comentó. Cuenta con aire acondicionado portátil, pero prefiere encender el ventilador. Félix Bello, por su parte, afirmó que ni siquiera había "sacado el ventilador del armario". "Yo me siento a la sombra y que caiga el calor que quiera", dijo con una sonrisa. Su vecina, María Pilar Sancho, que tomaba la fresca con él, asintió: "Yo tuve que trillar en el campo, ¡eso sí que era calor!".

Precisamente de trabajar en la calle entiende mucho Félix Velázquez, que equipado con gorra y botella de agua, se dedicaba a activar los aspersores. "Yo si voy con agua estoy bien", comentó. Pese a que no estaba al tanto de su jornada flexible por alerta máxima, no le sorprendía esta decisión: "Otros años hemos replegado antes si hacía mucho calor".

Pasar el calor fuera de casa

En un día como el del martes, las terrazas eran la última opción. "Los clientes entran dentro para aprovechar el aire acondicionado", contó José María Marteles, presidente de la Asociación de Cafés y Bares de Zaragoza. "La gente no sale a la calle", añadió, pero esto no era del todo cierto.

Justo a las 17.00, con los termómetros señalando 40 ⁰C, Javier Lamiquiz entraba a las piscinas municipales de Gran Vía de la mano de su nieta. "Sus padres son socios de un club deportivo, pero hoy me han pedido que la cuidara y la he traído aquí", explicó.

Montserrat Chueca también disfrutaba de la piscina en familia. Dos de sus hijas habían venido con dos de sus nietos a visitarla desde Jordania y llevaba ya dos días seguidos yendo con ellos a refrescarse. "Donde mejor se está es en el agua", afirmó, "en cuanto una se seca ya nota el calor".

La piscina era, además, una oportunidad tanto de refrescarse como de salir de casa. "Así nos da el aire fresco", comentó Julia Iosof, que había ido con sus dos hijos. "Si no, los niños se pegan todo el día viendo la tele", confesó.

Andrea, Lara y Ángela, por su parte, pasaban allí su día de amigas para huir de las altas temperaturas. "No se puede estar en casa", lamentaron. Pese a tener bono, ayer pagaron la entrada para aprovechar la oferta. Habían extendido sus toallas por el asfalto, ya que "cuando hemos llegado, a las 15.30, ya estaba toda la hierba con sombra ocupada".

Ayer la ciudad entera tenía el mismo objetivo: huir del sol. El método no importaba. Tanto esconderse tras la persiana como zambullirse en el agua no eran sino formas diferentes de soportar uno de los días más calurosos del verano.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión