Condenado a prisión por masturbarse ante un menor en una piscina municipal de Zaragoza

Al acusado, de 40 años, le imponen nueve meses de cárcel, estará dos años en libertad vigilada y durante otros cuatro no podrá trabajar con niños.

El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia la semana pasada.
El acusado, durante el juicio celebrado en la Audiencia la semana pasada.
Heraldo

La Audiencia Provincial de Zaragoza ha condenado a nueve meses de prisión a Marc S. D., de 40 años, como autor de un delito continuado de exhibicionismo y provocación sexual del que fue víctima un menor de edad. El tribunal le impone también dos años de libertad vigilada y le prohíbe aproximarse al chico o comunicarse con él durante tres años. 

El acusado, que durante el juicio declaró que se dedicaba profesionalmente a impartir clases a niños y adolescente como profesor de idiomas, ha sido inhabilitado durante cuatro años para cualquier profesión, oficio o actividad –sean o no retribuidos– que conlleven un contacto regular y directo con menores.

Los hechos se produjeron en el Palacio de Deportes de Zaragoza, a donde el chaval acudía a un cursillo de natación con otros menores. El tribunal considera probado que el 25 de enero de 2022, sobre las 19.45, Marc S. D. Q. se encontraba en las instalaciones de la piscina climatizada de la instalación municipal y cuando el chico, de 16 años, se estaba duchando, se puso frente a él, desnudo, con el bañador a la altura de los tobillos, y se masturbó en su presencia. El menor se quedó paralizado y no se movió hasta que el acusado se marchó

El 27 de enero, día que terminaba precisamente el cursillo, sobre las 19.50, la víctima fue a los vestuarios y cuando se estaba duchando el acusado abrió la puerta y se masturbó de nuevo ante él.

El encausado negó los hechos y aseguró que no conocía de nada al menor. Sin embargo, las pruebas analizadas por el tribunal y el testimonio del adolescente y su forma de actuar, le lleva a inclinarse por una sentencia condenatoria. El fallo resalta la credibilidad de su testimonio, la coherencia de su relato y la espontaneidad, así como la rapidez con que el chico denunció las dos veces los hechos, ante el conserje y el padre de uno de sus compañeros

A todo lo anterior se une que, a raíz de lo ocurrido, el menor tuvo episodios de angustia y ansiedad y se vio afectado tanto personal como académicamente, lo que notaron tanto sus padres como en el centro escolar. Bajó su rendimiento y necesitó el apoyo de la psicopedagoga del colegio, como defendió su abogada, Pilar Sangorrín. Por esa razón, el acusado deberá indemnizar a la víctima con 1.000 euros.

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