Un joven al que otro desfiguró al romperle un vaso en la cara sigue de baja dos meses después

La víctima ratificó ayer la denuncia contra el agresor, al que no conocía de nada cuando lo atacó en una discoteca.

A la izquierda, F. V. M. cuando aún estaba en el hospital. A la derecha, este martes, en el juzgado
A la izquierda, F. V. M. cuando aún estaba en el hospital. A la derecha, este martes, en el juzgado
H. A.

La brutal agresión perpetrada el pasado 5 de marzo en una discoteca zaragozana dejará secuelas de por vida a la víctima, un joven de 34 años que no conocía de nada al atacante. Han pasado dos meses y continúa de baja laboral, ya que sigue recibiendo tratamiento psicológico y psiquiátrico. La situación no es para menos, pues es difícil de encajar que un completo desconocido, después de un "tú que miras", rompa un vaso en la cara de alguien y le cause graves heridas, incluida la sección de un nervio facial.

La víctima, F. V. M., acudió este martes al juzgado para ratificar la denuncia contra su atacante. "Hoy no he pegado ojo de pensar que tenía que venir aquí", contaba. Recordar lo ocurrido es duro, sobre todo por lo incomprensible de la situación. "Es que si te esperas algo, pones el brazo o te proteges con las manos, pero fue totalmente inesperado", señalaba.

La agresión se produjo en la madrugada del 5 de marzo. F. V. M. había ido a la discoteca con unos amigos cuando se acercó a saludar a otro al que acababa de ver y, en ese momento, se le aproximó el que luego resultó ser David L. B. y le dijo: "Qué miras". Él le preguntó que a qué se refería y su respuesta fue golpearle en la cara con el vaso que llevaba en la mano con tal fuerza que se rompió. Los cristales le causaron profundos cortes y una abundante hemorragia. F. V. M. fue trasladado al hospital donde, tras una primera asistencia, tuvo que ser ingresado en el quirófano para intervenirle de la sección de un nervio facial. Durante días tuvo la cara inflamada, deformada y apenas podía hablar.

La reacción del personal de seguridad de la discoteca fue muy rápida y eficaz, ya que retuvieron al agresor hasta la llegada de la Policía, que se lo llevó detenido. David L. B., de 37 años, se acogió a su derecho a no declarar y el juzgado lo dejó en libertad con una orden de alejamiento de la víctima. Después declararía que no se acordaba de nada de lo que había sucedido.

Totalmente inesperado

Quien sí lo recuerda es F. V. M. "Hacía mucho tiempo que no salía, ya que tengo una niña pequeña, y quedé con amigos". Piensa en ese momento e insiste en lo incomprensible de la agresión, que no pudo repeler. "Si te esperas algo porque has discutido o algo, pones el brazo o estás alerta, pero fue totalmente repentino y sin sentido", decía este martes mientras aguardaba para prestar declaración, acompañado de su abogada, Carmen Sánchez.

Sus amigos declararon en su día a este diario: "Fue algo salvaje, nos quedamos todos en ‘shock’ porque no esperábamos esa reacción. Es como si se le hubiera ido la olla". Ninguno de quienes acompañaban a este joven se explicaba lo ocurrido. "No lo entendemos porque no hubo ningún enfrentamiento, estábamos hablando tranquilamente, y a esta persona se le fue la pinza, no lo vimos venir", añadían. 

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