Sucesos

Un hombre se enfrenta a 27 años de cárcel por el asesinato de su excuñado en Delicias

El acusado había amenazado de muerte a la víctima, a la que hacía responsable de su separación, y se desplazó a Zaragoza desde Barcelona para perpetrar el crimen.

Estado en el que quedó la escalera donde el homicida acuchilló a la víctima
Estado en el que quedó la escalera donde el homicida acuchilló a la víctima
Oliver Duch

El juez que investiga el sangriento crimen del gambiano Alie S., de 42 años, perpetrado el 22 de junio de 2022 por su excuñado, Bobo Keita, en las escaleras del número 29 de la calle Don Pedro de Luna de Las Delicias acaba de dar por concluido el sumario. La Policía tardó apenas 48 horas en localizar al presunto homicida cuando trataba de huir a África desde Almería. Y al Juzgado de Instrucción número 1 de Zaragoza le han bastado diez meses para despachar una muerte prácticamente anunciada. Ya que el encausado amenazó al hermano de su exmujer con acuchillarlo y eso fue lo que finalmente hizo.

Para la Fiscalía y las dos acusaciones particulares, ejercidas por la hermana y otro hermano del fallecido, no cabe duda alguna de que Bobo Keita actuó con alevosía, ya que se desplazó en su coche desde Barcelona a Zaragoza con la clara intención de matar a Alie S., al que consideraba responsable de que su esposa lo hubiera abandonado para instalarse con su hijos en la capital aragonesa. Por ello, las tres acusan por un delito de asesinato, aunque solicitan penas distintas: el Ministerio Público propone una condena de 23 años de prisión, mientras que la familia de la víctima plantea que el castigo sea de entre 20 y 27 años.

Los hechos se produjeron sobre las 23.20, hora a la que la víctima recibió una llamada y bajó al portal del edificio en chancletas y despreocupado. En el juicio, que se celebrará ante un jurado popular, pero para el que todavía no hay fecha, habrá de aclararse si Alie S. había quedado en verse con su excuñado o con un amigo. Porque el análisis del teléfono móvil del fallecido permitió averiguar que justo a la hora del crimen el gambiano se cruzó alguna llamada y mensajes con este último. En cualquier caso, a quien se encontró el fallecido en el portal fue a Bobo Keita, quien se abalanzó sobre él y lo persiguió escaleras arriba lanzándole cuchilladas. Tantas, que el hombre murió desangrado en los escalones.

El Grupo de Homicidios centró rápidamente sus sospechas en el acusado, puesto que el hermano de la víctima, de nombre Chima y con el que convivía desde hace años en el piso de Las Delicias, habló a los investigadores de las amenazas de muerte. Pero es que además hubo una persona que conocía a Bobo Keita y se cruzó con él nada más acuchillar a su excuñado. Se trata de M. F., el amigo con el que la víctima había hablado poco antes de la mortal emboscada. Las explicaciones de este testigo, que contó a la Policía que el asesino vestía una chilaba llena de sangre y había huido empuñando un cuchillo hacía el paseo de Calanda resultaron vitales. Sobre todo, porque los agentes descubrieron después que el sospechoso se había metido en el bar El Cuco para lavarse. Y las cámaras de seguridad grabaron la visita, lo que identificó definitivamente al presunto agresor.

Bobo Keita dejó su coche aparcado en Zaragoza, pero logró burlar el cerco policial. No por mucho tiempo, ya que los investigadores siguieron de cerca todos sus movimiento en su claro intento por huir del país. Y solo dos días más tarde lograron detenerlo en Almería, donde se negó a declarar ante el juez de guardia y fue trasladado después al centro penitenciario de Zuera.

El amigo llegó a ser imputado

Una serie de coincidencias, cuando menos sospechosas, llevaron a la Policía a tomar también declaración en calidad de investigado a M. F., uno de los mejores amigos del fallecido y hasta ese momento principal testigo de cargo. Al repasar la lista de llamadas y mensajes recientes de Alie S., los especialistas del Grupo de Homicidios comprobaron que su colega lo había citado en el portal justo a la hora en se produjo el crimen. Es más, le hizo una última llamada perdida para indicarle que ya estaba abajo. El investigado lo calificó de "fatal coincidencia", pero el juez no quiso dejar cabos sueltos y ordenó que se volviera a interrogar al gambiano M. F., pero esta vez en presencia de su abogada, Noemí González, y en calidad de detenido.

Cuando habló con la Policía, M. F. insistió en que conocía a Bobo Keita y admitió que, sabiendo de la estrecha relación que le unía con la víctima, este le llamó en alguna ocasión pidiéndole que le comunicara que si no recuperaba a sus hijos lo mataría. Sin embargo, el gambiano negó tajantemente tener nada que ver con la celada que costó la vida a quien consideraba un amigo íntimo.

Tres hechos corroborarían las escasas sospechas que el Grupo de Homicidios alberga sobre este segundo imputado: no pasó por el calabozo, lo puso en libertad tras interrogarlo en comisaría y tampoco fue puesto a disposición del juzgado de guardia. Finalmente, el instructor dio credibilidad a la versión del investigado, archivó las diligencias contra él, y solo comparecerá en el juicio como testigo, no como acusado.

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