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Una sesión de terapia conjunta destapa un caso de corrupción de menores en Zaragoza

Una chica de 15 años reveló ante el grupo el presunto acoso sexual que venía sufriendo en casa. 

El acusado, durante el juicio celebrado este viernes en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, durante el juicio celebrado este viernes en la Audiencia de Zaragoza.
Francisco Jiménez

Una sesión de terapia psicológica conjunta sirvió a una menor de 15 años para hablar por primera vez del presunto acoso sexual al que fue sometida durante mucho tiempo por el novio de su madre, al que ayer se juzgó en la Audiencia de Zaragoza por un delito de corrupción de menores. Apoyándose en los informes de los especialistas que se entrevistaron con la chica, la Fiscalía dio plena credibilidad a su relato y pidió cinco años de prisión para José J. V., quien negó de forma categórica haberse propasado con la menor. «Me culpa de la separación de sus padres», se justificó el encausado.

Alarmada por las revelaciones de la adolescente durante la terapia, su psicóloga informó enseguida al padre. «Fue muy contundente. Me dijo que la niña no podía pasar ni un solo día más en esa casa», declaró ayer el hombre ante el tribunal, refiriéndose al domicilio que    compartían la madre y su pareja. «Por aquel entonces, teníamos la custodia compartida, pero a raíz de lo sucedido, mi hija se vino a vivir conmigo», recordó el padre.

La denuncia que dio lugar a la detención de José J. V. se produjo en 2021, pero la menor asegura que fue unos cinco años atrás cuando empezó a sentirse acosada sexualmente por el compañero sentimental de su madre, quien, presuntamente, habría incluso llegado a tocarla en los pechos y los glúteos en alguna ocasión.

Durante su declaración, la chica dijo que no contó antes lo que le estaba ocurriendo porque sentía «miedo y vergüenza». Sin embargo, al irse a vivir con su padre y empezar la terapia, empezó a sentirse más preparada para hablar del problema. Según la narración de la víctima, el comportamiento del novio de su madre hacia ella estaba hipersexualizado. «Me contaba lo que hacía con sus parejas anteriores en el tema sexual e incluso del tipo de relaciones que mantenía con mi madre», explicó. Cuando empezó a hacerlo, la chica tenía solo diez años y no supo reaccionar.

Pero la denunciante asegura que, a medida que ella fue creciendo y desarrollándose, la actitud del encausado fue a peor. «Aprovechaba cualquier excusa para meterse en el baño cuando me estaba duchando. Y cuando tuve novio, me preguntaba si ya lo había con él, si teníamos tríos...», recordó.

El detonante de la denuncia

Según la menor, José J. V. llegó a ofrecerle un vibrador y a pasarle un ordenador «con contenido pornográfico abierto». La chica se sentía también intimidada por los comentarios que el novio de su madre le hacía algunas veces sobre su vestimenta. «’Pareces una guarra’, me dijo una vez en Navidad», contó. Pero soportó durante años lo que ella llamó «vejaciones», hasta que ocurrió algo que le hizo explotar. «Una noche que mi madre trabajaba y estábamos solos, me desperté y vi que estaba sentado junto a mi cama tocándose», explicó al tribunal. «Al verme asustada, intentó sujetarme –añadió–, pero yo cogí una botella y se la lancé». Aquel día, decidió marcharse de casa.

El acusado, que se negó a responder a las preguntas del fiscal y de la acusación particular, trató de desmontar la versión de la menor. «Yo no la toqué ni hablé nunca con ella de temas sexuales sin estar su madre delante. Tampoco critiqué su ropa, no se me hubiera ocurrido, vestía como cualquier chica de su edad», manifestó. En cuanto a la supuesta masturbación en el dormitorio de la denunciante, dijo también que era falso.

La madre de la víctima reconoció que nunca fue consciente de lo que estaba ocurriendo, porque    la relación con su hija no era del todo buena. «Pero el mismo día que supe de la denuncia, rompí la relación con este hombre», zanjó.

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