SEMANA SANTA

Brillante Jueves Santo con las calles llenas en Zaragoza

Las catorce cofradías que han procesionado lo han hecho un sol radiante y con numeroso público. La Verónica ha estrenado esta mañana su paso de la Santa Faz.

Procesión de la Verónica el Jueves Santo en Zaragoza
Procesión de la Verónica el Jueves Santo en Zaragoza
José Miguel Marco

Los cofrades zaragozanos no deberían tener queja de los dos últimos Jueves Santo, en los que con sus pasos y tambores han podido tomar las calles y ser acompañados en sus procesiones por numerosísimo público. Si en 2022 ya hablábamos de una «jornada radiante», la de hoy también ha sido para enmarcar. Ha habido pleno de procesiones –catorce, además de varios traslados de imágenes– e, incluso, se ha podido celebrar que el patrimonio artístico continúa enriqueciéndose gracias al estreno del nuevo paso de la cofradía de La Verónica.

Ha sido este uno de los atractivos de una soleada mañana en la que también se ha podido ver por las calles a la Exaltación de la Santa Cruz –impresionante la salida de su cruz desnuda desde la Real Maestranza–, a los cofrades de la Crucifixión –con sus capuchas franciscanas–, y a la Coronación, portando su paso y su peana del Busto Coronado de Espinas que se recogió en la Seo.

El protagonismo, sin embargo, lo ha aglutinado el estreno de la Verónica, que ha salido de su parroquia del Carmen aún sin el nuevo paso, pues este se guardaba en la iglesia de Santiago. Ha sido emocionante el momento en el que los hermanos de la Columna abrían las puertas del templo para que saliera la Santa Faz, obra del imaginero zaragozano Víctor Carazo, que consta de un Cristo, una Verónica y un soldado romano. Esta nueva obra podrá volver a verse hoy en las calles con motivo del Santo Entierro porque ayer, a primera hora de la tarde, se le hizo un hueco en ese auténtico ‘tetris’ de pasos que es hoy la iglesia de Santa Isabel.

Si la mañana ha sido emocionante, la tarde no lo está siendo menos y todas las hermandades que procesionan sienten el respaldo de los zaragozanos que enseguida, en cuanto escuchan los redobles, se acercan a ver qué cofradía estaba en la calle. La Eucaristía cada año parece reunir a más fieles en la avenida de Goya para ver a sus costaleros portar el enorme paso de la Santa Cena, que pesa más de mil kilos. Con esfuerzo, pericia y mucha fe, los hermanos maniobran para salvar el dintel de la puerta del Perpetuo Socorro y son recibidos en la calle con aplausos y alguna que otra lágrima. También merece la pena ver cómo los hermanos del Silencio extraen del interior –esta vez– de San Pablo dos de los pasos más bellos de la Pasión zaragozana. Con una rampa y los cofrades unidos por sus cinturones de esparto, el Cristo de la Agonía y la Virgen Blanca emergen a la luz y son recibidos con jotas por los vecinos del Gancho.

En la salida del Prendimiento tampoco cabía un alfiler y los hermanos calasancios han despertado mucha expectación por el Casco gracias, sobre todo, a su destreza con los redobles y a la belleza de la Dolorosa de Palao. También el Descendimiento encandila a propios y extraños cuando hace aparición por la plaza del Justicia, donde hoy hay un intenso movimiento, tanto en Santa Isabel como en el colegio notarial, desde donde sale –ir más lejos– la Oración del Huerto. También la Llegada, el Resucitado y el Despojado completan sus recorridos, así como la Columna, que tenía previsto recogerse –con todos sus pasos– ya cerca de las dos de la mañana.

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