Quejas de las familias del colegio Campo de Borja: “Tenemos un aula de Educación Especial, pero sin enfermera ni fisioterapeuta”
Las familias del colegio Campo de Borja denuncian la falta de personal sanitario desde principios de este curso.
"Tenemos un aula de Educación Especial a la que asisten ocho alumnos, pero sin la enfermera ni el fisioterapeuta que necesitan tanto estos chicos y chicas como otros escolares del centro". Es la denuncia que hace desde la apa (Asociación de padres) del colegio público comarcal Campo de Borja Rosalía Puente, una de sus miembros. La paciencia de las familias se ha agotado cuando tras las fiestas navideñas se han encontrado con que ninguno de estos profesionales se ha incorporado a pesar del procedimiento selectivo que se celebró en el centro a finales de noviembre y al que se presentaron profesionales dispuestos a ocupar las plazas.
El director del colegio, José Antonio Cuadal, explicó que a este proceso se presentaron tres enfermeras y una treintena de fisioterapeutas. El problema se ha suscitado cuando una vez hechos los exámenes y resueltas las apelaciones "esta semana Función Pública nos ha dicho que el proceso no es válido porque en el tribunal no había personal de enfermería definitivo ni tampoco de fisioterapia", comentó Cuadal. Por este motivo los llamamientos se han paralizado.
La falta del enfermero que tienen concedido dos de los niños, porque así lo avalan los informes médicos, ha provocado que ninguno de ellos acudiera a clase durante el primer trimestre y solo uno se ha incorporado tras las vacaciones. El centro colgó este viernes en su Facebook algunas fotos del aula de Educación Especial con un comentario en el que dio a conocer que estas plazas siguen desiertas. Además, el fisioterapeuta del Campo de Borja es compartido también con el instituto Juan de Lanuza de la localidad borjana y el CRA Las Viñas.
"Es un servicio que tienen que dar, al que tienen derecho los niños, que son los perjudicados al final. A pesar de lo complicado que es encontrar personal para cubrir estos puestos hay candidatos esperando incorporarse. No sé en que está pensando Educación, llevamos cuatro meses desamparados y a lo mejor piensa que podemos seguir así hasta fin de curso", protestó Esther Calahorra. Su hija de 11 años, que asiste a una clase ordinaria, padece una parálisis bronquial obstétrica en el brazo derecho por el que le daban dos horas semanales de fisio. "Ahora lo hacemos nosotros en casa, porque llevamos así desde que nació, pero hay familias que tienen que recurrir a consultas privadas si pueden pagarlas. La situación de Educación Especial es sangrante", criticó. "Se habla mucho de inclusión, pero sin recursos no la hay", concluyó.
Ratio sobrepasada y sin desdoble
Las carencias del aula de Educación Especial del colegio público Campo de Borja van más allá de la no incorporación de los profesionales sanitarios. Con ocho alumnos la ratio está sobrepasada, es de seis en estos casos, y hay chicos con edades entre los 7 y los 18 años que tienen dos de ellos. Educación, según el director, se comprometió a contratar a una segunda docente para la clase de Educación Especial y así poder desdoblarla. "Hemos desalojado el aula de apoyo a los pasillos para poder contar con este espacio, pero sigue sin llegar el personal docente prometido", lamentó Cuadal. La clase, que se ha quedado pequeña, se ubica en la misma zona que infantil y tanto el Ayuntamiento borjano como la comarca se han mostrado dispuestos a ceder instalaciones. El colegio cuenta con tres vías y 350 alumnos.
Este aula de Educación Especial se creó hace una década cuando finalizó el convenio por el que los escolares con discapacidad intelectual de la zona acudían a un centro de Tudela. En estos momentos es la referencia de la comarca y acuden cada día chavales de Borja (3), Mallén (2), Magallón, Maleján y Bulbuente. La plantilla específica la componen actualmente una profesora especializada en pedagogía terapéutica, una auxiliar de Educación Especial a jornada completa y otra a media.
El director reclama también una solución para los estudiantes más mayores "que tendrían que comenzar ya con la etapa de transición a la vida adulta para la que no tenemos recursos ni materiales". "Los más mayores -propuso-, deberían ir quizás a un instituto, con gente de su edad".
