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Un acusado de violación en Zaragoza alega que la víctima es "una prostituta enfadada"

La denunciante asegura que nunca ha cobrado por practicar sexo y que solo buscaba una relación de amistad con su agresor. 

El acusado, vestido de negro, junto al intérprete, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado, vestido de negro, junto al intérprete, durante el juicio celebrado en la Audiencia de Zaragoza.
HA

Un hombre de origen africano asentado en España desde 2005 trató de convencer ayer a un tribunal de que la denuncia por violación que puede costarle hasta 13 años de prisión obedece únicamente a un intento de venganza. Porque según explicó Mathious    K., que así se llama el encausado, la víctima es una prostituta «enfadada» con la que había pactado un servicio sexual por 25 euros y a la que no le sentó bien que le exigiera las vuelas tras pagarle con un billete de 50 euros.

La mujer, nacida en Colombia y que acababa de instalarse en la capital aragonesa cuando se produjeron los hechos, el 6 de noviembre de 2020, declaró que «nunca» ha cobrado a ningún hombre por practicar sexo. Y aseguró que la única razón por la que quedó con Mathious   K. fue entablar una amistad. «Era nueva en la ciudad y quería conocer gente», manifestó.

Según la versión del acusado, la denunciante se le acercó un día    cuando caminaba por la calle y le ofreció mantener relaciones sexuales a cambio de 30 euros. No llevaba encima ese dinero, pero se intercambiaron los teléfonos móviles y quedaron en verse días después. «Subimos directamente a mi dormitorio y ella me pidió cobrar por adelantado. Habíamos pactado que el precio serían 25 euros, pero le di un billete de 50, confiando en que luego me diera los cambios, pero no lo hizo», declaró. El procesado mantiene que, tras mantener una única relación sexual con la mujer, le volvió a pedir las vueltas. «Ella me propuso entonces volver a hacerlo, pero yo le dije que necesitaba el dinero», apuntó.

A preguntas de su abogado, el único al que quiso contestar, Mathious K. contó que, ante la negativa de la denunciante a devolverle los 25 euros, decidió quedarse con su teléfono móvil como «garantía». «Y ella se fue muy enfadada», apostilló.

Lejos de dar por buenas las explicaciones del encausado, la víctima insistió ante los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia de Zaragoza en que tras su denuncia no hubo ningún motivo espurio. La mujer aseguró que cuando conoció al acusado, este llegó a ofrecerle dinero por practicar sexo. Pero repitió que solo subió a su casa «como amiga». «Cuando me negué a tener relaciones con él, se puso violento y me gritó. Después me pidió que me quitara la ropa, me cogió con fuerza y tras obligarme a practicarle una felación me penetró», manifestó. «Al decirle que iba a llamar a la Policía, me dijo que nadie iba a creerme porque estaba aquí de forma ilegal y diría que era una prostituta», añadió.

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