La iglesia de Olvés afronta una nueva fase de obras tras 37 años cerrada al culto

Los trabajos costarán 90.000 euros y servirán para mejorar cubiertas y sujeciones.

La iglesia de Santa María la Mayor de Olvés está en ruinas.
La iglesia de Santa María la Mayor de Olvés está en ruinas.
Macipe

La iglesia de Santa María la Mayor de Olvés fue clausurada al culto hace 37 años, en 1985, por su evidente estado de ruina. En la misma década comenzaron distintos trabajos para evitar su desplome y hace un mes se inició una nueva fase de intervenciones centrada en colocar las tejas sobre una cubierta definitiva que mejore la que se colocó hace tiempo por el hundimiento de la original. Se prevé una inversión de 90.000 euros a través del plan de restauración de bienes histórico-artísticos de titularidad eclesiástica que impulsa la Diputación de Zaragoza.

En ese acuerdo, la DPZ aporta el 60% de los fondos, mientras que el 40% restante lo asumen a partes iguales el Ayuntamiento y el Obispado de Tarazona. «Somos un poco insaciables, pero es verdad que obras como esta necesitan de cuanta más inversión mejor», dice la alcaldesa, Iluminada Ustero, desde la replaceta que antecede a la entrada del templo, cuyo interior está lleno de tabiques para apuntalar las estructuras.

«El problema ha sido que al estar hechas las memorias de hace tiempo, la subida de precios de los materiales, el combustible… Intentaremos estirarlo todo lo posible, pero puede que nos quedemos un poquito justos o que no podamos hacer todo lo inicialmente previsto», detalla. Estos días tres operarios de la empresa bilbilitana Reformas Virgen de la Peña trabajan sobre el edificio con un elevador para colocar las tejas.

"Más seguridad y tranquilidad"

Esta intervención, explica Ustero, se lleva a cabo para «que dé más seguridad y tranquilidad». «Antes había una placa que con el viento se levanta, se estropea y repercute en el estado interior», cuenta. También se han limpiado excrementos de palomas, se han cerrado ventanas para evitar el acceso y se ha distribuido zahorra sobre el suelo. Además, se quiere actuar en alguna de las bóvedas y hacer unas sujeciones internas.

Hasta la fecha, Ustero calcula que en el templo y el antiguo cementerio anexo se han invertido de mano de otras instituciones cerca de 400.000 euros. «La zona del cementerio era todo de tierra y se puso de cemento para evitar humedades. También se colocaron zunchos y una especie de micropilotaje para sujetar la cimentación…», enumera. A eso se unen intervenciones en las calles y laderas cercanas: «Ha sido importante para evitar peligros y para mejorar la salubridad de la zona».

Con vista en el futuro, la alcaldesa sostiene que «queda bastante» y no van a parar. «Tiene que ser con ayudas de otras instituciones. Es verdad que la Diputación, aunque haya habido ese vacío de dos años, sigue apostando por restaurar y mantener el patrimonio», reconoce Ustero. Sin embargo, en ese empeño de seguir los trabajos, la regidora apunta que van a intentar llegar al Ministerio de Cultura, aunque el templo no es BIC (Bien de Interés Cultural), y van a hacer una memoria con lo que falta.

El objetivo es que puedan volver los bienes muebles «como el retablo mayor y el peinador de la reina a su interior, que es donde deberían estar». «Intentaremos que nos escuchen», concluye.

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