Recuento de personas sintecho

La vida en la calle en Zaragoza: durmiendo a ras de suelo en un parque o bajo puentes

Cruz Roja contabilizó hasta 128 hombres y mujeres descansando a la intemperie en la noche del pasado jueves en su recuento bianual de personas sintecho.

Recuento de personas sin hogar de la Cruz Roja en Zaragoza.
Recuento de personas sin hogar de la Cruz Roja en Zaragoza.
Francisco Jiménez

A Manuel le gusta cocinar, cantar, pintar, y saca pecho de que tiene muy buena memoria. Tanto es así que tiene varios números de lotería y los recuerda todos a la perfección. "¿Pero te acuerdas de todos?", le preguntaban sorprendidas cuatro voluntarias de Cruz Roja, que estaban realizando el censo de personas sintecho en Zaragoza el pasado jueves por la noche. "Te podría hacer de cabeza muchas cuentas matemáticas para las que tú tendrías que sacar la calculadora", les decía Manuel. Lleva 9 años en la calle y terminó en ella "por problemas familiares", reconocía. Estaba contento, porque un equipo de la organización Bokatas acababa de llevarle una bolsa con sacos y ropa de abrigo, además de un bocadillo de jamón y un plátano. "Gracias con todo mi corazón", expresaba Manuel con una enorme sonrisa de oreja a oreja y los ojos llenos de lágrimas.

Él es una de las 128 personas sintecho que Cruz Roja en Zaragoza en la fría madrugada del viernes, con algunas gotas de lluvia. Del total, 111 fueron hombres, 13 mujeres y a cuatro no se les pudo identificar porque se encontraban durmiendo. La oenegé desplegó un dispositivo, que comenzó a las 21.00 y algunos grupos finalizaron a la 1.00, de cerca de 350 voluntarios que rastrearon la capital aragonesa para elaborar un censo y hacer un cuestionario a los desfavorecidos que se encontraban a la intemperie para mejorar su servicio. Aceptaron someterse a las preguntas 82 personas -20 más que en el último informe-, tanto en calle como en recursos temporales de entidades sociales.

Recuento de personas sin hogar de la Cruz Roja en Zaragoza.
Recuento de personas sin hogar de la Cruz Roja en Zaragoza.
Francisco Jiménez

Manuel derrochaba una alegría impropia de alguien que pasa por el infierno, día a día, de no dormir bajo un techo. Se volvía a emocionar, pero esta vez de tristeza, cuando relataba al grupo de la oenegé cómo era agredido cuando descansaba a la intemperie. "Mientras dormía bajo el Puente de Piedra, dos encapuchados se acercaron y empezaron a pegarme patadas. Me tiraron algunas de mis cosas al río e incluso me arrojaban piedras desde el otro lado", se lamentaba Manuel. Esta es una situación que se da muchas veces, según explicaba Miguel Zapata, coordinador de uno de los grupos que elaboraba el censo. "En ocasiones se roban entre personas sin hogar, pero lo peor es cuando lo hace alguien que realmente no lo necesita", indicaba este voluntario. A pesar de todo, Manuel no pierde la esperanza. La Lotería de Navidad está a la vuelta de la esquina y, con tantos décimos (se ha asegurado de tener casi todas las terminaciones), este hombre no rebla y se aferra a la suerte para salir de su situación.

Hombres de más de 40 años

"El perfil que nos encontramos es, la mayoría, hombres de más de 40 años y unas pocas mujeres con situaciones difíciles que no han tenido respaldo familiar", detallaba Zapata. Algunos de ellos son extranjeros, como Ion -nombre ficticio- que, aunque no controla el castellano, dice que lleva 20 años en España. Llegó de Rumanía a trabajar a Zaragoza, explicaba. "Antes hablaba más español, pero ha ido perdiéndolo con el tiempo", reconocía este voluntario de Cruz Roja. Y esto se debe a una cruda realidad que viven decenas de personas en Aragón: "La calle deteriora mucho".

Cabe recalcar que este recuento que hace la oenegé en Zaragoza es en una sola noche y no contabiliza a personas durmiendo en refugios y albergues. Miguel Zapata detallaba que existe diferencia entre la gente que se puede encontrar en la mañana y en el crepúsculo, ya que varias personas utilizan recursos de entidades sociales para dormir, pero no tienen techo. Estas personas, según este trabajador social, tan solo buscan "tranquilidad", por lo que muchas veces se esconden en lugares recónditos. "Hemos llegado a encontrar a algunos durmiendo en tuberías", relataba.

Uno de los grupos de voluntarios estaba formado por Inés, Noemí, Paola y Marta, que patearon las calles del barrio zaragozano de Las Fuentes en busca de personas desfavorecidas para entrevistarlas. "Teníamos ganas de repetir la experiencia porque es algo que te llena, ver que responden muy bien a todo y es una cosa que no te esperas", declaraba una de ellas. Para la oenegé, la labor de los voluntarios resulta "fundamental". "No solo para el recuento. La gran mayoría de actividades no podrían desarrollarse sin la ayuda de estas personas", manifestaba Miguel Zapata.

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