sucesos

Una cámara desmonta una denuncia por violación en una céntrica discoteca de Zaragoza

La jueza archiva el caso y dice que no hay «una sola prueba» que dé credibilidad a los hechos denunciados por la joven.

La Policía señalaba en este fotograma del circuito de seguridad de la discoteca donde se encontraban la denunciante y el denunciado.
La Policía señalaba en este fotograma del circuito de seguridad de la discoteca donde se encontraban la denunciante y el denunciado.
HA

El circuito de vídeo de una conocida discoteca de Zaragoza acaba de librar a un joven    de ser juzgado por agresión sexual, un delito que se castiga con hasta doce años de cárcel. La denunciante, una chica de 18 años, acudió a comisaría para contar que un varón al que había conocido durante una noche de fiesta en la sala Mamanucca de la capital aragonesa se la había llevado a la fuerza a un pequeño almacén del local para violarla. El investigado, que se presentó voluntariamente ante la Policía al saber que lo buscaban, reconoció desde el principio que había estado con la chica. Pero negó que la hubiera obligado a hacer nada que no quisiera, una versión a la que la jueza que investigaba lo sucedido ha dado ahora más credibilidad que a la de la presunta víctima. De hecho, la magistrada ha decidido archivar el caso alegando que no existe «una sola prueba» que avale la versión de la joven. Y su abogada no ha recurrido el auto.

Los hechos que dieron lugar a esta investigación se remontan a la noche del 26 al 27 de noviembre de 2021, cuando ambos jóvenes coincidieron en la céntrica discoteca, ubicada en la calle de Azoque de Zaragoza. La denunciante declaró que se encontraba en la barra con un amigo cuando se les acercó un desconocido que les invitó a subir a la planta de arriba del establecimiento, reservada a mayores de 21 años y donde le ofreció varios chupitos de tequila.

La chica explicó también que, en un momento dado, este joven la cogió del brazo, la separó de su amigo y se la llevó contra su voluntad a un cuarto que parecía un almacén. Una vez allí, aseguró, la aprisionó contra la pared, le bajó los pantalones y la agredió sexualmente.

La presunta víctima pasó la noche en casa de un amiga y al día siguiente le habló de la supuesta violación a sus padres, que la acompañaron al hospital y a tramitar la correspondiente denuncia. La chica y el presunto agresor habían intercambiado sus cuentas de Instagram, por lo que pudo obtener una foto de él para  entregársela a los investigadores. Y con ella se presentaron en el local para ver si el personal de seguridad era capaz de identificarlo.

Gestos cariñosos

Cuando le dijeron que la Policía había preguntado por él, el joven se presentó en comisaría y acabó pasando la noche en el calabozo. Más tarde, la titular del Juzgado de Instrucción número 10 dictó también una orden de alejamiento que le prohibía acercarse a la denunciante. Sin embargo, como su cliente insistía en que en ningún momento había forzado a la chica, la defensa, a cargo del letrado Marco Antonio Navarro, pidió las grabaciones de la discoteca.

Y aquella prueba resultó decisiva, porque, como señala en su auto de sobreseimiento la juez, los fotogramas «ratifican la versión del investigado». En ellos, se aprecia cómo es ella quien coge de la mejilla al investigado y acerca su cara contra él. Después se besan, se abrazan y bailan. Y hasta se ve como la joven toma la iniciativa y coge de la nalga al chico. Finalmente, este último le tiende la mano, ella le da la suya, y se van juntos al cuarto. Del que salen ocho minutos después también juntos.

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