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Herido un policía al sufrir un ataque en los calabozos de los juzgados de Zaragoza

Un joven detenido podría ser condenado a un año de cárcel por escupir a la cara al agente y empujarlo con fuerza contra el canto de la puerta.

Imagen de archivo de un calabozo de los juzgados de Huesca
Imagen de archivo de un calabozo de los juzgados de Huesca
J. BLASCO

Un grave altercado en los calabozos de la Ciudad de la Justicia de Zaragoza, donde un joven de 23 años que arrastra seis condenas por delitos leves agredió a dos policías podría costarle ahora un año de prisión. Porque esa es la condena que este miércoles pidió la Fiscalía para Jesús J. G., al que atribuye un delito de atentado contra los agentes de las autoridad.

Los hechos enjuiciados se remontan al 12 de septiembre de 2020. Aquella tarde, el investigado estaba en los calabozos junto a su padre y un hermano. Y según explicaron los agentes, en un momento dado se puso muy nervioso obligándoles a intervenir. Uno de los funcionarios tuvo que abrir la celda para tratar de calmar al joven, que acto seguido se abalanzó sobre él escupiéndole a la cara.

En plena pandemia, como el  agresor no llevaba mascarilla, el agente trató de girarlo para ponerle los grilletes. Pero el delincuente aprovechó para darle un fuerte empujón que lo proyectó contra el canto de la puerta del calabozo, causándole una lesión en la espalda. El detenido, que fue juzgado en ausencia porque no se presentó en la vista, amenazó e insultó también a otro policía.

Cuando declaró en su día ante el juez, Jesús J. G. dio una versión completamente distinta de lo sucedido. Según este, su padre necesita oxígeno las 24 horas del día y como observó que le estaba "pitando el pecho", pidió a los policías que le facilitaran la pequeña máquina que le ayuda a respirar y lleva siempre que sale de casa. El detenido negó que escupiera o agrediera a ningún funcionario y alegó que quien resultó lesionado fue él.

Según los agentes que denunciaron el ataque y a los que asiste el abogado Marco Antonio Navarro (Jupol), fue el propio arrestado quien se autolesionó poniéndose de espaldas a la pared y empujando con fuerza para que los grilletes le dejaran marcas en las muñecas

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