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El TSJA avala la pena de casi 14 años de cárcel al ingeniero que intentó asesinar a su exjefe en Zaragoza

La defensa intentaba rebajarla alegando que el tiroteo no fue premeditado y que el acusado sufría un trastorno mental.

El acusado se tapaba este miércoles el rostro ante la presencia de los fotógrafos.
El condenado se tapaba el rostro ante la presencia de los fotógrafos. durante el juicio.
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El ingeniero que intentó asesinar a su exjefe tiroteándolo a la salida de su casa en el barrio de Jesús de Zaragoza tendrá que cumplir una condena de 13 años y 9 meses de prisión. Así lo ha decidido la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Aragón (TSJA) al desestimar en su totalidad el recurso presentado por la defensa y dar por buena la sentencia dictada el pasado 5 de mayo por la Sección Sexta de la Audiencia Provincial.

El condenado, Alberto Pérez Giménez, de 38 años, ha negado siempre que fuera él quien preparó la emboscada a la víctima,  Javier V. S., de 49 años, movido por el rencor que le provocó su despido como electricista del hospital Royo Villanova. Por ello, a través del primero de los cinco motivos de su recurso, intentaba hacer ver al TSJA que no había pruebas para atribuirle la autoría de los cinco disparos efectuados el 6 de abril de 2020 y que casi le cuestan la vida al jefe de servicio de Ingeniería y Mantenimiento del Sector I del Servicio Aragonés de la Salud (Salud).

Sin embargo, poco a nada han convencido sus argumentos al tribunal presidido por el magistrado Javier Seoane, que destaca ahora «la exhaustiva exposición de razones de prueba» de la sentencia impugnada. Y por ceñirse a algunas de las más importantes, recuerda que el procesado tenía un arma de fuego, «según manifestó a su pareja a raíz de un intento autolítico ocurrido en febrero de 2020»; buscó en internet información sobre pistolas «del mismo calibre que la usada en la agresión»; contó a su pareja que    le habían hecho «tanto daño» que era «capaz de pegarle un tiro en la cabeza» (a alguien); «tenía anotado el domicilio de la víctima»; fue visto por Javier V. S. en la puerta de su vivienda «tres días antes» del tiroteo; y cambió las matrículas de su coche por otras pertenecientes a otro vehículo de desguace «sin dar ninguna explicación convincente al respecto».

El TSJA tampoco pasa por alto que la víctima, a la que representan los letrados Enrique Trebolle y Carmen Cifuentes, «reconoció la mirada y ojos del acusado cuando le agredió» y que «uno de los testigos observó que el acusado corría huyendo del lugar de forma asincrónica, como ‘mal acompasado’». Lo que es «compatible», dice la sala,    con el accidente que tuvo en 2019 y le producía una «inestabilidad en el andar».

Como además de por el asesinato frustrado el ingeniero fue condenado por tenencia ilícita de armas, la defensa alegó como segundo motivo de su recurso la posibilidad de que la pistola utilizada fuera avancarga –de las que se cargan por la boca– o histórica, que no requieren licencia. Pero el hecho de que se efectuaran «varios disparos, en breve espacio de tiempo» lleva a los magistrados a descartar esta opción.

Por medio de los motivos tres y cuatro de su recurso, el abogado Alejandro Sarasa, que representa al investigado, alegaba que no hubo premeditación o alevosía en la celada y que su cliente sufría un trastorno de personalidad por el que se le debería haber aplicado la atenuante de reparación del daño. Pero no lo estima así el TSJA, que tampoco cree que la pena impuesta al pistolero fuera «absolutamente desproporcionada», como se quejaba la defensa en su quinta alegación. La sentencia del TSJA todavía puede ser recurrida ante el Tribunal Supremo.

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