toros

El Pilar vuelve a ser una feria

Ferrera abre la puerta grande al desorejar un toro de vuelta al ruedo de Moisés Fraile, que sobresalió en una sensacional corrida.

Ferrera hace rugir la Misericordia
Salida a hombros de Antonio Ferrera.
Zúñiga y Toros SL

El Pilar vuelve a ser una feria. La feria vuelve a ser de El Pilar. De la Virgen y de un Fraile salmantino. Moisés. El ganadero que nombró su hierro por devoción familiar a la Patrona. El ganadero que ayer devolvió a su sitio a Zaragoza

Gracias, don Moisés Fraile y descendientes, por traernos una corrida de toros de verdad. Bien presentada. En su tipo. Brava en el caballo. De triunfo en la muleta. De sobresaliente en su conjunto…

Gracias, Moisés, por reconciliarnos con la fiesta completa. Por acercarnos ese toro Sospetillo que sigue acometiendo en nuestros pensamientos. En el jaco de Antonio Prieto y en la muleta de otro Antonio, Ferrera, que estuvo por debajo de tan suma condición.

El animal tuvo clase, recorrido, humillación. Una máquina de embestir que no requería otra máquina enfrente. No había que inventar el viaje. Bastaba con dominar y lucir esa incesante repetición. Y Ferrera solo lo hizo en ocasiones contadas.

Salteó momentos de relajo con otros de pose forzada, retorcida, que desvirtuaron la franqueza del toro. El extremeño jamás exprimió la categoría de ese Sospetillo. Y en las últimas series, más exigido, recurrió a los ventajismos para llevarlo hacia las afueras.

El toro lo puso todo. Ferrera, no. El toro mereció de sobra la vuelta al ruedo concedida. A Ferrera le hubiera valido con una oreja. Más aún teniendo en cuenta que la estocada, entrando al paso desde el más allá, fue en realidad un golletazo camuflado por el espectáculo.

Antes, ante un toro indefinido de salida que acabó rompiendo a bueno, Ferrera también había toreado aliviado. Al hilo del pitón. Con una suavidad postiza que surge de los vuelos y se desbarata por los pies. Demasiado zapatillazo antes de que El Fandi le tomase el relevo…

Frente al segundo, el que abrió la demostración en banderillas que compartió con Manuel Escribano, vimos una de las peores versiones que se le recuerda al granadino en esta plaza. No vio toro por ningún lado, por ningún pitón. Y nosotros, por su culpa, tampoco.

Después brindó a la cuadrilla -cierre de temporada- otra faena de jurar en bajo. O en alto… Lástima de ese buen toro de El Pilar que se fue sin torear. Otro más, en una tarde en la que Escribano también derrochó un lote de puerta grande.

Su primero hacía el avión, sobre todo por el derecho, pero había que llevarlo muy suave. No quería tirones. Lo quería todo despacito, por abajo, y cuando el sevillano se asentó con él nos habíamos perdido medio toro. Al otro medio le enjaretó tres tandas de derechazos y un cierre por naturales sin esencia, pensando en lo que no fue.

Más entregado estuvo en el sexto, otro sensacional toro de El Pilar al que recibió a porta gayola y endosó un par de banderillas marca de la casa, al quiebro y sobre las tablas, antes de firmar una faena que rozó la salida a hombros.

Ahora sí, Escribano bajó la mano de entrada, pero confundió los terrenos y la colocación. El animal prodigaba clase en el tercio, pero hacia los medios le costaba. Aun así, vimos el mejor toreo de la tarde, el más ceñido y acompasado, antes de que el de Gerena enterrase una soberbia estocada que le trajo la oreja. Suficiente, por lo visto. Escasa al compararlo con Ferrera…

Ficha

Plaza de toros de Zaragoza. Sexto festejo de abono de la Feria del Pilar. Más de tres cuartos de plaza en los tendidos. Volvió a sonar el himno de España antes de que rompiera el paseíllo.

Antonio Ferrera: estocada delantera desprendida (ovación); golletazo (dos orejas). Salió a hombros por la puerta grande.

El Fandi: tres pinchazos y estocada delantera desprendida (silencio); media estocada trasera desprendida (vuelta al ruedo tras aviso y petición de oreja).

Manuel Escribano: pinchazo y estocada trasera tendida (ovación tras dos avisos); estocada (oreja con petición de la segunda.

Presidió José Antonio Ezquerra: Regular. Concedió dos orejas excesivas a Antonio Ferrera y después aguantó bien la petición de la segunda a Escribano.

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