Queda el recuerdo y quedan las ganas de una nueva edición, pero de lo que ya apenas se hallan restos es de los tres escenarios que durante el fin de semana dieron nueva vida a la Expo. A primera hora de la mañana del domingo ha comenzado el desmontaje de las grandes estructuras del Vive Latino (pantallas, soportes de altavoces, vallados de escenarios...) y anoche el recinto de Ranillas lucía como si no hubieran pasado por allí cerca de 40.000 personas en dos días de intensa fiesta.

El desmontaje se está llevando a cabo con rapidez gracias a la labor de unos 40 operarios en la jornada dominical, que doblarán su número este lunes "contando con todos los gremios". A estos trabajadores se suman también las brigadas que, por ejemplo, ayer se empleaban a fondo limpiando con agua a presión las gradas del anfiteatro de la ribera. En los dos días de conciertos no ha habido que lamentar incidentes reseñables y, según explicaban desde la organización, los asistentes fueron bastante ‘civilizados’ e hicieron, por ejemplo, buen uso de los más contenedores de 60 contenedores de 300 litros instalados en el espacio. El pórtico luminoso de la entrada a los grandes escenarios fue ayer de lo primero en desmontarse y el mayor trajín de vallas, barreras, furgonetas y camiones se dio en la zona del Palacio de Congresos, donde existe un acceso con rampa que va a dar junto al Alma del Ebro.

Comienza el desmontaje de los escenarios del Vive Latino

Exposición en Independencia

Las calaveras gigantes y artísticas que han sido objeto de muchos ‘photocall’ estos días se envolvieron ayer con plásticos protectores y mucho mimo, si bien aún no están de vuelta a casa sino que su nuevo destino –a partir de este mismo lunes– es el paseo de la Independencia. Así, las doces piezas que han compuesto esta exposición llamada ‘Mexicráneos’, intervenidas por artistas aztecas como Silvino Lopeztovar o Lao Gabrielli podrán verse durante unas semanas en el corazón de Zaragoza.

Los organizadores del Vive Latino aseguran que "a más tardar el viernes" Ranillas ya lucirá como hace tres semanas –el montaje de los escenarios comenzó el 18 de agosto–, pero, de hecho, es probable que esta mañana apenas quede ya por recoger el esqueleto del escenario Nautalia y algunas grandes lonas con las ya famosas manos entrecruzadas.

"Ya no hay excusas"

El recinto de Ranillas ha demostrado, 14 años después de la Expo, que es el lugar idóneo para llevar a cabo grandes celebraciones al aire libre, como reivindicaba ayer Juan Ibáñez, de la Asociación Legado Expo. "Durante años hemos oído pretextos y excusas de nuestros responsables políticos. Decían que ‘está lejos’, ‘mal comunicado’ o, simplemente, que ‘no estaba preparado’. Catorce años después, de nuevo la iniciativa privada ha llegado a la ciudad para sacar los colores a las autoridades y los gestores de lo público", decían desde la plataforma.

Ibáñez recuerda que ya en 2012 con un evento del Golf 7 en la Torre del Agua demostró que "no hay edificios inútiles, como también se ha dicho", y confían en que los grupos políticos "del Ayuntamiento y de la DGA estén a la altura" para no volver a dejar abandonado un espacio con muchas posibilidades y que "ha vuelto a llenarse de contenido con imaginación y cariño".