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Un cliente recrimina al 'simpa': "¿Tú eres el que no paga en los bares, verdad?"

Antonio Grimal fue arrestado este domingo 45 minutos después de salir del Juzgado de Guardia, el tiempo que tardó en encontrar un local en el que merendar gratis. Este lunes fue detenido de nuevo en el Actur.

Antonio Grimal, este domingo mientras esperaba la llegada de la Policía.
Antonio Grimal, este domingo mientras esperaba la llegada de la Policía.
Heraldo

A Antonio Grimal Marco no le costó ni media hora salir del Juzgado de Guardia y encontrar un bar donde merendar. Tardó exactamente lo que cuesta ir desde la avenida de José Atarés hasta María Zambrano, atravesando Clara Campoamor, y elegir el bar El Dulce Bocado como su presa.

Abandonó el juzgado en torno a las 19.15, solo, desaliñado y doblando el papel con la última sentencia que lo condena a una nueva multa por un delito leve de estafa. La impresión era que no llevaba nada más en los bolsillos. No en vano, desde la mañana del miércoles 20 de julio, cuando fue detenido mientras desayunaba en un bar de Condes de Aragón, no ha salido del calabozo de la Policía Nacional y de los juzgados nada más que para timar cada día a un hostelero comiendo a su costa y provocar una nueva detención.

Este domingo estuvo en libertad exactamente 45 minutos. Sin querer dar explicaciones a este diario sobre su cuando menos insólito comportamiento, Grimal dejó las dependencias judiciales y echó a andar. A su paso no encontró muchos bares abiertos. Se notaba que era domingo. Llegó a María Zambrano, cruzó por delante del 100 Montaditos, pero ni siquiera hizo mención de detenerse, puesto que debe saber que en esta franquicia hay que pagar en cuanto se encarga la comanda.

Dos patrullas de la Policía Local detienen a Antonio Grimal este domingo en María Zambrano
Dos patrullas de la Policía Local detienen a Antonio Grimal este domingo en María Zambrano
Heraldo

Pero pronto encontró el lugar adecuado. En el número 38 de la mencionada vía está la panadería cafetería El Dulce Bocado. No lo pensó, entró y pidió una Coca Cola y un bocadillo. Cristina, la responsable, se lo sirvió con cierta reticencia, como luego reconocería, pues le dio mala impresión. A los diez minutos un cliente que entró al establecimiento la sacó de dudas: "¿Tú eres el que no paga en los bares, verdad"?, le soltó a voz en grito en medio del local. "¿Pero cómo tienes tanta cara y te aprovechas así de los que están trabajando todo el día? ¿No te da vergüenza?", le espetó mientras su mujer lo apoyaba en su reprimenda.

Estuvo claro que no le abochornó en absoluto porque Grimal no abrió la boca y se dirigió a la calle para sentarse en un poyo que hay junto a la puerta de la cafetería a esperar a que lo detuvieran otra vez. En muy pocos minutos llegaron dos patrullas de la Policía Local y, dócil y pacíficamente, se metió en el coche policial camino de la Inspección Central de Detenidos, en la comisaría del Actur, para redactar las quintas diligencias de la semana por la misma causa. Como los días anteriores, durmió en el calabozo y este lunes será llevado de nuevo al juzgado de guardia.

Al ‘simpa’ le van quedando menos bares en Zaragoza que trillar. Pero en el del domingo era la segunda vez que entraba: "En diciembre se lo hizo a mi marido", decía Cristina. El roto no fue grande, 8 euros, pero el disgusto y el coraje de que le tomara el pelo y abusara de su confianza, le dolió más.

Detenido de nuevo este lunes

Grimal fue arrestado de nuevo a última hora de este lunes en el barrio zaragozano del Actur. Varios testigos pudieron ver como la Policía Nacional se lo llevaba detenido del bar Variopinto, ubicado en la calle María Zambrano 18, frente al Centro Comercial Grancasa

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