Una comisión estudiará el estado del Pilar tras la caída de cascotes de una torre
Serán técnicos municipales, autonómicos y del cabildo harán un diagnóstico del estado de la Basílica, que no tiene problemas estructurales.
La situación de la Basílica del Pilar no es preocupante ni sufre daños estructurales, pero con el edificio más emblemático de Zaragoza, toda precaución es poca. Tras la caída de cascotes que se produjo el pasado lunes en la torre de Santa Leonor, en la confluencia del paseo de Echegaray con la calle de Milagro de Calanda, el Ayuntamiento propuso la creación de una comisión, en la que participarán también los expertos en materia de patrimonio del Cabildo y de la DGA, para revisar el estado general del monumento, que es Bien de Interés Cultural (BIC).
Así lo anunció este marte el concejal de Urbanismo, Víctor Serrano, durante la inspección que hicieron técnicos de su Área junto a los bomberos de la torre afectada por los desprendimientos. Para alcanzar la zona tuvieron que subir en una autoescala de 37 metros. Indicó que el informe de inspección de la zona afectada de la torre estará en un par de días, pero avanzó que «no hay ningún problema estructural en el conjunto del edificio».
No obstante, señaló que sería bueno aprovechar que «no hay una situación de riesgo perentorio» para poner en marcha un plan de inspección de la basílica que «sin premura» haga «una diagnosis más sosegada» del estado del inmueble. Ayer mismo llamó a la directora general de Patrimonio de la DGA, Marisancho Menjón, para invitarla a participar. De esta evaluación, se podrían acordar actuaciones de mejora de la basílica.
Según las primeras valoraciones, las altas temperaturas pudieron estar detrás del suceso. Al parecer los restos que cayeron sobre el suelo, de una altura de 25 metros aproximadamente, pertenecían al revoco o al revestimiento exterior que se utiliza para tapar las juntas de uno de los salientes de la torre, que tiene una altura de 95 metros. El incidente, que se produjo sobre las 16.00, se saldó sin heridos.
Hasta el lugar de los hechos se acercó ayer el deán del Cabildo, Joaquín Aguilar, que recordó los «los cambios brusquísimos de temperatura» a los que está sometida la zona. No obstante, sostuvo que el problema no fue de la gravedad del que se produjo en 2017 en la Seo, donde fueron necesarias obras a gran altura y hubo que acordonar la zona durante variaos días. «Ese caso no tiene nada que ver», declaró.
El deán recordó que no es la primera vez que hay un incidente en la Basílica, cuando cayó una teja de una de las cúpulas. «Obras en el Pilar hay que hacer siempre», afirmó. «La única preocupación ahora es que analicen bien para ver cuál ha sido el motivo del desprendimiento», declaró el deán.
