Regresa a Zaragoza el convoy de policías nacionales con 22 refugiados

Los agentes se comprometen a seguir ayudando al pueblo ucraniano tras un duro viaje "en lo físico y lo emocional".

Regresa a Zaragoza el convoy de policías nacionales con 22 refugiados
Regresa a Zaragoza el convoy de policías nacionales con 22 refugiados
Oliver Duch

El convoy de policías nacionales que partió el lunes de Zaragoza rumbo a Cracovia ha regresado este viernes a las 22.00 a la capital con 22 refugiados -en su mayoría niños- tras un "duro viaje" tanto en lo físico como en lo emocional.

La expedición ha terminado donde empezó: en la explanada del pabellón Siglo XXI, donde las familias de acogida de los desplazados y los seres queridos de los agentes esperaban impacientes con banderas y peluches tras días de nervios en los que no se han despegado de sus móviles.

Atrás quedan jornadas maratonianas en las que, divididos en siete furgonetas, y con los maleteros llenos de comida, ropa y mantas, los policías han recorrido cientos de kilómetros turnándose y haciendo únicamente las paradas necesarias para no perder ni un minuto. 

María Luisa Novellón y su marido, de Lanaja, han vuelto a casa siendo cinco más. "Entre 1998 y 2008 acogimos a un niño llamado Olexi. Vivió con nosotros de forma intermitente durante 10 años, aunque luego le perdimos la pista. Cuando la guerra estalló intentamos dar con él y lo conseguimos. Ahora tiene 29 años y no puede salir de Ucrania, pero nos pidió que cuidásemos de su mujer y sus cuatro hijos, que tienen entre 3 y 11 años", ha resumido.

Ninguno conoce el idioma, aunque se comunicarán "con el traductor del móvil". "No sabemos cuánto tiempo estarán con nosotros. De momento vienen a nuestra casa, aunque la idea es que luego vayan a otra que tenemos y puedan vivir de forma autónoma", ha explicado junto a los pequeños.

Víctor Rodríguez Mondelo, uno de los policías del convoy, tardará tiempo en olvidar lo vivido. "El panorama era desolador, se te encogía el corazón. Cada vez que cierro los ojos se me viene a la cabeza", ha asegurado al recordar el centro de refugiados de Medika, en la frontera de Ucrania con Polonia, al que entró para recoger a una mujer y sus dos hijos. "Era un centro comercial abandonado. La gente dormía en el suelo medio hacinada. Por mi profesión, estoy acostumbrado a ver de todo, pero cosas como estas te marcan", ha asegurado.

Los 17 agentes llegaron a Cracovia este martes. "El miércoles dejamos el material que llevábamos y de ahí fuimos a la frontera. Al ir en furgonetas, los niños han podido ir medio tumbados durmiendo la mitad del camino", ha comentado.

Este policía tiene claro que el esfuerzo "ha merecido la pena". "Desde el lado humano te hace darte cuenta de lo acomodados que vivimos; de que a veces le damos importancia a unas cosas que no la tienen. Para mí y para todos mis compañeros, la experiencia ha sido brutal", ha expuesto.

Tanto es así que tiene intención de seguir trabajando a través de la oenegé Policía Solidaria. "Queremos ayudar a estos críos y a otros que han llegado también a España. Tenemos ropa almacenada y la vamos a repartir. Además, vamos a hacer actividades y partidos de fútbol con ellos para que se distraigan", ha indicado.

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