El restaurante McDonalds ubicado en el antiguo cine Elíseos de Zaragoza se encuentra cerrado al público tras el desplome de parte del techo de este histórico inmueble de la ciudad, catalogado por su valor artístico y cultural. El suceso no ha causado daños personales, ya que se ha producido fuera del horario comercial, pero sí materiales, que según fuentes de la franquicia de comida rápida no afectan al patrimonio del local.

Técnicos del área de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza se han desplazado hasta el lugar para indagar sobre las posibles afecciones en los elementos protegidos del antiguo cine. Según informan fuentes municipales, los daños se han producido en un falso techo del acceso al comedor del restaurante.

Desde Urbanismo han determinado que, al tratarse de un edificio catalogado, el local permanecerá cerrado hasta que sus responsables obtengan el permiso municipal para acometer los arreglos que sean necesarios.

El Mcdonalds del Elíseos, el decimocuarto de la multinacional en Aragón, abrió sus puertas el pasado mes de noviembre tras conseguir la licencia municipal y los permisos de Patrimonio para reconvertir el antiguo cine en un restaurante. "Es un local precioso. Se ha recuperado el patrimonio y ahora hay que mantenerlo y cuidarlo", comentaba María José Sobradiel, responsable del negocio, el día de la inauguración.

El aforo de este McDonald's, situado en pleno centro de la capital aragonesa, es de 245 personas y cuenta con una plantilla de 45 trabajadores.

El cine Elíseos nació el 23 de diciembre de 1944 con la proyección de la película ‘Me casé con una bruja’, de René Clair, y cerró sus puertas el 7 de agosto de 2014 con ‘Marsella’, de Belén Macías, tras una prolongada historia de 70 años.

Tras siete años de intentos y negociaciones infructuosas para recuperar el local, McDonalds presentó un proyecto para abrir allí una de sus franquicias. El inmueble se acondicionó a las nuevas necesidades, y entre otras actuaciones, se retiraron las butacas del cine, que no estaban catalogadas, para generar un amplio salón libre de obstáculos para las mesas y la zona de consumición.

Por lo demás, los responsables del restaurante tuvieron que preservar el valor patrimonial del local, y cumplir con las prescripciones de la DGA y del Ayuntamiento.