La importancia de llamarse Elíseos

El McDonald's abre en el edificio donde se ubicaba el emblemático Cinema Elíseos.
El Cinema Elíseos se sigue anunciando pero es ya un local de comida rápida
Francisco Jiménez

La cadena estadounidense que ya está despachando hamburguesas en el número 4 del paseo de Sagasta presume de haber integrado en su reforma del muy coqueto local el patrimonio preexistente, cumpliendo los requisitos de las administraciones públicas que deben velar por su preservación, incluidas las grandes letras de la fachada donde se lee Cinema Elíseos.

Es una gran mentira, lo que anuncia este neón sobre el porche, además del punzante recordatorio para unos cuantos zaragozanos de los buenos momentos vividos allí, y para todos los que habitan esta ciudad, de la vergüenza de haber perdido para siempre el uso cultural que tuvo el edificio durante 60 años, entre 1944 y 2014, para acabar dejando paso al servicio de comida rápida.

No es cuestión menor la del nombre, también, porque explica el propio origen de una de las avenidas ‘nobles’ de Zaragoza. Donde estaba la sala de proyección estuvo antes el velódromo Campos Elíseos, abierto a finales del XIX, cuando el Huerva todavía no había sido soterrado. Fueron unas instalaciones deportivas donde también cupieron los bailes, los conciertos y hasta el cine, a partir de las cuales la ciudad se ensanchó hacia el sur, concentrando en el paseo de Sagasta arquitecturas modernistas y otras neorregionalistas y eclécticas igualmente valiosas. Hoy podría haber sido una de las calles más ‘instagrameables’ de Europa si no fuera porque lo de la especulación viene de lejos y desde los años 60 se han derribado la mayoría de los edificios originales.

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