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La fiscal, a un acusado de violación: "¿Si no la agredió, por qué le pidió luego perdón?"

Solicita 9 años de cárcel para un joven que afirma que tuvo relaciones consentidas, mientras que la víctima lo niega.

El juicio se celebró ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
El juicio se celebró ayer en la Audiencia Provincial de Zaragoza.
Guillermo Mestre

El aumento de agresiones sexuales se constata cada día en los tribunales. Las audiencias provinciales son un fiel reflejo de las denuncias que terminan en juicio. No hay semana que no haya una, dos o hasta tres vistas por violación o abusos. En muchos casos se repiten historias que tienen que ver con la forma de contactar entre jóvenes (citas por redes sociales) o el ocio (alcohol y drogas). Y en la mayoría, los tribunales deben analizar a conciencia y absoluta precisión los hechos para decidir si las relaciones fueron o no consentidas.

Los magistrados de la Sección Tercera deberán dilucidar si, como mantiene la fiscal y la acusación particular, Adrián V. R. violó a una joven de 19 años a la que había conocido casualmente en el ascensor del edificio en el que ambos residían, uno en el noveno y otra en el primero. Tras este breve encuentro, entablaron conversación por Instagram y acordaron quedar al día siguiente para cenar. "Yo quería ir a un bar pero él dijo que preparaba algo en su casa", contó la joven. Para dejar claras sus intenciones, le envió la confirmación por Whatsapp: "Sí, pero solo a cenar, no te pienses más".

Los jóvenes cenaron y, a partir de ese momento, lo que ocurrió es descrito de forma muy distinta. Adrián V. R. admitió que era cierto que una amiga de la joven la llamó para que regresara a casa y él le pidió "por favor" que se quedara un "poco más". "Ella aceptó, fuimos a mi cuarto, nos besamos y tuvimos relaciones", manifestó. El acusado atribuyó toda la iniciativa a la chica, tanto en quitarse la ropa como en iniciar el contacto físico. "Hubo un momento en que dijo ‘‘para’’ y yo paré", aseguró.

Añadió que le preguntó si estaba bien y se disculpó. "¿Si no la había agredido, por qué le pidió perdón?", inquirió la acusación pública. "Por si había hecho algo mal". Después, le mandó un mensaje para ver qué tal estaba, lo que extrañó a la fiscal, sobre todo, porque la joven relata otra cosa. Asegura que cuando la llamó su amiga trató de irse pero Adrián V. R. la agarró con fuerza y la llevó al dormitorio, donde le quitó el sujetador y el pantalón corto que llevaba y la penetró sin su consentimiento.

Cuando pudo se marchó, pero el acusado salió tras ella y le pidió que se fumase un cigarro con él. "Accedí porque tuve miedo", contó. Luego bajó a su casa y la amiga, al verla con tan mala cara, le preguntó qué ocurría y fue ella la que llamó a la Policía. Desde entonces está en tratamiento psiquiátrico y ha tenido un intento de suicidio.

La fiscal, que pide 9 años de cárcel, cree a la víctima, que siempre ha declarado lo mismo. "El hecho de que no tenga lesiones no obsta para dudar o descartar la violencia". Tampoco gritó, como le preguntó la defensa. "¿Solo podemos creer a las víctimas si gritan?", cuestionó. 

La representante del Ministerio Público recordó que el bien protegido por la ley es la libertad sexual y la decisión de cada persona de con quién, cuándo y cómo mantienen relaciones. Destacó que la violencia o intimidación ha de ser la "necesaria" o "suficiente" para doblegar a una víctima a la que no se le exige "resistencias heroicas".   

 Expuso en su informe que es esencial analizar la declaración de la víctima, la cual describió como persistente, coherente, verosímil y sin ánimos espúrios. La fiscal manifestó que la Policía acudió casi inmediatamente después a su casa y que encontraron a la joven en su habitación, a oscuras, llorando y con problemas para expresarse.

 "Su amiga la notó mal, le preguntó que había pasado y se lo contó", dijo. Respecto a las pruebas de ADN, subrayó que se encontraron restos biológicos del varón en el sujetador, lo que contradice su versión de que fuera ella quien se lo quitó voluntariamente. 

La defensa, a cargo de Clemente Huguet, pidió la absolución y dijo que su cliente no culminó la relación porque le dijo que parara. "Si hubiera sido una agresión, no se habría detenido", dijo. El abogado resaltó que no hubo gritos ni cuando estuvo en la casa ni cuando salieron al rellano, donde podría haber pedido ayuda y justificó la petición de perdón porque "no sabe en qué la molestó". 

El defensor resaltó que, cuando le contó a la amiga qué había pasado, la primera respuesta fue: "Te acuerdas lo que me pasó una vez, me ha vuelto a pasar". Según el abogado, aquella vez "accedió" voluntariamente a tener relaciones. Según la amiga, ha sufrido otras agresiones porque se aprovechan de ella cuando va bebida. No obstante, en este caso concreto el alcohol no fue un argumento utilizado por ninguna de las partes, 

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