Zaragoza

Ofrenda de Flores 2021:"La emoción es la misma, pero se echa de menos la gente"

Los participantes en la Ofrenda vivieron la tradición con sentimientos encontrados. La ilusión de siempre convivió con la tristeza por no poder estar toLa imagen de los oferentes sobre el puente de Santiago fue una de las estampas inéditas de la jornadados y la falta del calor del público.

La imagen de los oferentes sobre el puente de Santiago fue una de las estampas inéditas de la jornada
Oliver Duch

La Ofrenda recuperó su fervor dos años después en un formato reducido. El reencuentro se vivió con la misma ilusión de siempre, pero con más recogimiento que nunca ante la falta del calor de las miles de personas que se suelen apostar a lo largo del recorrido. Y es que sobre todo fue una jornada de sentimientos encontrados.

"Me hace ilusión porque salimos nosotros con los tres niños, pero falta el resto de la familia, normalmente llegamos a la treintena. Personalmente he extrañado mucho el desfile por la calle Alfonso con el Pilar al fondo. Durante ese tramo se te pone la piel de gallina, y hoy ha sido diferente, pero es lo que toca en estos momentos", explicaba Estela Soler. Cerca de la una se acercaba a depositar el ramo junto a su marido y sus tres hijos. El más pequeño, Bjorn, cumple dos meses mañana.

Las escenas curiosas volvieron a repetirse. La pedida de mano resultó madrugadora y hasta muy íntima si se compara con el gentío que en otras ocasiones observaba la escena. No eran ni las 9.30 cuando Enrique Moliner, rodilla en suelo y ante la Virgen, le pedía matrimonio a su novia, Isabel Soriano. Llevan una década juntos y la sorpresa la tenía preparada para el año pasado, pero la truncó la pandemia. Ella le dio el sí, claro. Ahora queda fijar la fecha del enlace, misión harto complicada, pero no tanto como la suerte que tuvieron para resultar agraciados en el sorteo para participar en la Ofrenda.

Raquel Prades, segunda por la derecha, estuvo en la Ofrenda junto a su familia
Oliver Duch

Raquel Prades pasó la ofrenda junto a su familia

"Venimos todos los años y este hemos tenido plaza a última hora porque hubo otras personas que renunciaron. Sobre todo se echa de menos el calor del público"

El día fue también único e inolvidable para los progenitores que por primera vez pasaban con sus bebés. Seguro que Dayana Paulino, que el 18 de octubre celebrará su primer mes de vida, fue una de las oferentes más jóvenes. "Esta es la mejor tradición que se le puede enseñar a una hija. Mi madre me lo inculcó a mí y yo quiero transmitirlo también", aseguraba una primeriza Anabel Corredera mientras recorría el paseo de Echegaray y Caballero. Lamentaba el aspecto "desangelado" de este tramo que los grupos recorrían muy distanciados. "Visto lo visto, habrían podido venir más personas y las distancias de seguridad se mantendrían", opinaba.

El sencillo gesto de entregar una flor se convirtió en muy especial para aquellos que han perdido a personas queridas por la covid o que la han vivido con toda su crudeza en primera línea. Es el caso de Silvia Valle, enfermera, que a primera hora de la tarde portaba el estandarte de la Asociación Artística y Cultural Ari Val Sal, un grupo con tintes andaluces que llegó desde el barrio de Valdefierro.

Mary Roche y Javier Del Río con el resto de miembros de la Asociación Cultural M ontefuerte de Monforte de Moyuela
Oliver Duch

Javier Del Río, de la Asociación Cultural Montefuerte de Monforte de Moyuela

"Hemos salido a las nueve para llegar a tiempo. Ahora, si se puede, tomaremos vermú con la idea de volver a casa a comer con la familia"

No hubo actuaciones a los pies de la Virgen. En la plaza se escuchaban jotas por megafonía y en el recorrido desde Macanaz los grupos del otro lado del Atlántico ponían una nota de color y ritmo. "Normalmente siempre bailábamos una cumbia ante la Virgen, pero no va a poder ser. Venimos solo 18 personas, cuando nos juntamos 120. Mucha gente se quedó fuera llorando", comentaba la presidenta de la Asociación Diverso Cultural de Colombia, Pilar Sevilla. Algunos animaron la plaza, como los danzantes de Bulbuente que entraron bailando y haciendo sonar sus palos de madera.

Los grupos multitudinarios se vieron drásticamente reducidos. Los Padres Dominicos del colegio Cardenal Xavierre de Zaragoza, que en prepandemia llegaban a congregar a más de 300 personas, se tuvieron que conformar con la veintena establecida por el Ayuntamiento. Pero lo importante este Día del Pilar era participar, aunque suene a tópico. "No depende de la cantidad, sino de la calidad del corazón. Lo fundamental es el sentimiento de cada uno y vivir desde la fe o la alegría estas tradiciones", reflexionaba Emilio Barcelón, encargado de la pastoral del centro.

Vanesa Navarro, con el carro en el que lleva a su hija, Carmela Junqueras, y con las amigas con las que participó en la Ofrenda
Oliver Duch

Vanesa Navarro participó en la Ofrenda junto a su hija y varias amigas

"Estamos emocionadas porque se ha recuperado este acto, pero también tristes porque no podemos coincidir todos los que solemos reunirnos"

Lo que no se vio fue la estampa de los que van cargados con panes y chorizos, entre otras viandas, para almorzar después. Una costumbre que tendrá que esperar tiempos mejores.

Un  sabor final agridulce

Los floristas Carlos Sánchez y Judith Veloso cambiaron su lugar habitual junto al manto por un control en el acceso a la plaza en el que los oferentes tenían que dejar los celofanes de sus ramos. Había momentos en los que la gente iba tan distanciada que tenían que pasar por alto este buen hábito "porque necesitan más flores".

Uno de los pocos recodos en los que el público pudo ver algo fue el punto de salida del itinerario, detrás de la fuente. Allí estaba la Hermana Chari, de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana y misionera en Filipinas. "Hacía 24 años que no la podía ver porque no había coincidido que estuviera aquí. Es muy importante para mí, porque nuestra congregación nació junto a ella", explicaba esta religiosa de Bilbao.

Estela Soler (en el centro), con su marido, sus tres hijos y su cuñada en el recinto de la Ofrenda
Oliver Duch

Estela Soler llevó flores a la Virgen con su marido y sus tres hijos

"He extrañado el desfile por la calle Alfonso con el Pilar de fondo. Es un tramo en el que se te pone la piel de gallina pero, aún así, es un día de emociones"

La sensación de vacío del recinto acotado contrastaba con el ajetreo que se adivinaba detrás de las controvertidas mallas. A muchos, a un lado y al otro, les quedó un sabor agridulce. Un deseo unánime, que la Ofrenda desborde de verdad emoción y se pueda volver a decir aquello de que no conoce límites.