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Una fiesta de cumpleaños acaba con tres detenidos por el ‘secuestro’ de un taxi

El conductor no sabe si era una broma, pero le dijeron que iban a tirar el coche al río y confiesa que pasó miedo. Resulta difícil saber cómo hubiera acabado la  porque un inesperado control policial le puso fin.

Parada de taxis de Independencia.
Parada de taxis de Independencia.
Aránzazu Navarro

El conducir un taxi de noche y en festivo conlleva asumir ciertos riesgos. El mal menor, tener que limpiar la tapicería porque algún cliente ‘mareado’ no ha podido aguantar  a llegar a destino. Pero hay sustos mayores, como el que tres jóvenes le dieron a un profesional del gremio el 28 de febrero de 2020. El taxista acudió a recogerlos a la confluencia de la avenida de San Juan de la Peña con la calle de Sobrarbe. Querían que los llevara a la calle de Mundir I, justo detrás de la catedral de La Seo. Se trataba de un trayecto a priori corto, pero al conductor aquella    carrera se le terminó haciendo eterna.

Al llegar a destino, solo uno de los pasajeros se bajó del taxi. Los otros dos se quedaron dentro y le dijeron al chófer que esperara. Y en cuanto regresó su colega, le obligaron a hacer un giro prohibido para dirigirse al Arrabal. El taxista protestó, a lo que los jóvenes respondieron diciéndole que  lo iban a llevar a un lugar apartado, le iban a robar el coche y lo iban a arrojar al río. No llevaban armas, pero la superioridad numérica y la corpulencia del grupo intimidó al conductor, que acabó acatando todas sus órdenes.

“Habíamos estado de cumpleaños. Bebimos alcohol, tomamos drogas… La verdad es que íbamos tan mal que no recuerdo casi nada”

«No sabía si era una broma, pero tuve miedo», confesó ayer el taxista ante la titular del Juzgado de lo Penal número 4 de Zaragoza. Frente a ella, en el banquillo de los acusados deberían haber estado sentados Francisco Javier H. J., José Manuel J. M. y José Antonio C. H., pero solo este último hizo acto de presencia en el juicio. “Habíamos estado de cumpleaños. Bebimos alcohol, tomamos drogas… La verdad es que íbamos tan mal que no recuerdo casi nada”, se justificó el encausado, que entonces tenía 28 años y que ahora se enfrenta a una pena de nueve meses de prisión y una multa de 600 euros.

Los hechos que el denunciante experimentó como un auténtico secuestro, la Fiscalía los califica como un delito de robo con intimidación y otro de estafa, ya que al acabar detenidos ninguno de los viajeros abonó los 17 euros que costó la carrera.

Resulta difícil adivinar cuáles eran las verdaderas intenciones de los tres acusados – a los que defienden los letrados Francisco Antoranz y José Vicente Cortés-, pero, por fortuna para el taxista, un control policial frustró sus planes. Porque al llegar a la calle de Santa Lucia, un agente dio el alto al vehículo. Le explicó al conductor que los bomberos estaban efectuando una intervención y tenía que dar la vuelta. Y al comprobar que taxista se quedaba completamente mudo y paralizado, saltó la alarma.

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