Estaciones de tren fantasma entre Calatayud y Soria

La asociación Malanquilla Rechita plantea la cesión de los edificios por parte del Adif para pode rehabilitarlos y darles un uso.

Desde el cierre de la antigua línea de ferrocarril Santander Mediterráneo, en 1985, estaciones, apeaderos, almacenes y depósitos de agua han ido degradándose o incluso han sido derribados. 36 años después, la asociación Malanquilla Rechita ha realizado un recorrido por el itinerario que unía Calatayud con el límite provincial de Soria, en Torrelapaja, para denunciar esta situación de abandono.

"En algunos sitios no es un estado ruinoso, por lo que pensamos que son infraestructuras que todavía se pueden rehabilitar para que no desaparezcan", explica Chesus Barrena, miembro de la entidad que ha pasado por este tramo del antiguo camino de hierro, hoy pendiente de convertirse en Camino Natural. "Creemos que se puede hacer por razones sentimentales, porque mucha gente recuerda haber utilizado el tren, pero puede haber un uso que darles y así que su historia se mantenga viva", argumenta. En el caso de su localidad, plantean que sea el Ayuntamiento quien tome la iniciativa.

Tanto los edificios como el recorrido pertenecen al Adif y ahí ve Barrena uno de las puertas por abrir: "El Adif no va a rehabilitarlos, pero sí que hemos visto que en algunos sitios las han cedido gratuitamente o las están poniendo a la venta". "En nuestro caso es un edificio que siempre ves cuando vienes al pueblo y nos propusimos recorrer este tramo para ver cómo estaba el resto", indica. Lo que se encontraron, para ellos, no era lo esperado. "En pueblos grandes, como Villarroya de la Sierra solo quedan las baldosas, derribaron el edificio".

A pesar de esas circunstancias "desagradables", como califican ese estado y el del apeadero de Clarés, también encontraron rayos de esperanza. "En Torrelapaja hay un conjunto que tiene mucho valor, está bien conservado y posee, además de la estación, los antiguos depósitos para la carga de las locomotoras de vapor", detalla Barrena. En el caso de la de Malanquilla, a dos kilómetros del pueblo, solo dos agricultores que labran en fincas del entorno están cerca de ella. Los andenes se intuyen y donde estaban las vías, que se comenzaron a desmontar en 1995, solo queda maleza.

Conversión en Camino Natural

La conversión del recorrido ferroviario en Camino Natural avanza a distinta velocidad según la zona. En la parte aragonesa hay dos tramos ya realizados en la provincia de Zaragoza y otros dos en la de Teruel. Se trata de las vías dentro del término municipal de Calatayud, la que va desde Murero a Villanueva de Jiloca y la antigua vía minera de Ojos Negros. En el caso del tramo de la comarca de Daroca, el recorrido ya ha sido habilitado y fue entregado en diciembre de 2020. "Hemos tenido que realizar ya trabajos de mantenimiento y reparaciones por la borrasca Filomena, pero tenemos esperanza en que sea una herramienta de atractivo turístico para el entorno, a la espera de que acaben en la comarca del Jiloca y empiecen con la de Calatayud", asumía la presidenta de la demarcación, Ascensión Giménez.

Por lo que respecta a esta última, fuentes de la institución comarcal bilbilitana reconocen que esta semana se iban a realizar encuentros con alcaldes de los dos ejes con los que cuenta el trazado: el del Ribota y el del Jiloca. Así, la adecuación ya tiene proyecto redactado, pero todavía está abierto para incluir alegaciones y por lo tanto no hay plazo de inicio de las obras.

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