Las pintadas y el vandalismo afean el observatorio de la Balsa del Ojo del Cura

La Balsa del Ojo del Cura, en el zaragozano barrio de Casetas, fue acondicionada en el año 2009 tras décadas de reivindicaciones vecinales. El humedal, patrimonio ecológico de gran riqueza, atrae a residentes, paseantes y amantes de las aves, aunque cada cierto tiempo también se convierte en objeto de los vándalos.

Los vecinos de la zona denuncian el estado del observatorio de aves, deslucido por las pintadas y los desperdicios de quienes acuden allí en busca de un lugar resguardado para beber. “En este momento se utiliza más para hacer botellón que para avistar pájaros”, lamentan desde la Asociación de Vecinos de Casetas.

José Luis Almenara, presidente del colectivo, compartió a través de las redes sociales varias imágenes del estado en el que se encontró el observatorio el pasado fin de semana. En su interior se pueden ver botellas hechas añicos y, en sus alrededores ,más de una decena de latas y litronas de cerveza. Aunque eso sí, alguien tuvo la dudosa consideración de meterlas en una bolsa y colocarlas en un poste de madera. “En la zona hay papeleras. Podrían llevarse las bolsas en lugar de dejarlas colgadas”, señala el portavoz.

Estado del observatorio de aves en la Balsa del Ojo del Cura.

Heraldo

Para Jorge Eseverri, alcalde del barrio rural, denominar esta zona como punto de botellón “es llevar a equívoco”, aunque reconoce que puede suceder de manera puntual. “No los defiendo, pero las medidas que se están tomando en contra de la hostelería llevan a que los jóvenes se junten en este tipo de lugares”, apunta. No obstante, pese a ser un punto algo alejado del centro del barrio, “entra dentro de los recorridos de vigilancia tanto de Guardia Civil como de policía local, por lo que es una zona cubierta”, añade.

Desde Alcaldía aseguran no haber recibido ninguna alerta en este sentido. “Los viernes salimos a desinfectar las calles, solemos entrar y nunca nos hemos encontrado a nadie”, afirma. Tampoco a la asociación han llegado quejas, aunque Almenara cree que se debe a que la gente “lo tiene asumido”.

Lo cierto es que ya a los pocos días de su inauguración, el observatorio sufrió el primer acto vandálico. “Unos críos cogieron la puerta metálica y la lanzaron al humedal”, comenta el representante vecinal. Eseverri reconoce que el estado de la caseta “es vergonzoso” pese a haberse acondicionado en varias ocasiones. “Se ha pintado cuatro o cinco veces. Queda exquisita y da gusto estar allí, pero no dura mucho. Cada vez que se acondiciona es tirar dinero público”, considera. Sin embargo, cree que “no es cuestión” de instalar un punto de luz ni cámaras de seguridad porque “sería urbanizar una zona que es un paraje natural”.

Ante las pintadas y la acumulación de basura, desde Alcaldía lanzan un mensaje a los vecinos del barrio: “Cada material, mobiliario y servicio que recibimos en el barrio nos cuesta muchísimo dinero. No lo pone el Ayuntamiento de Zaragoza por amor al arte, sino que emana del bolsillo de todos los vecinos. Tenemos que aprender a disfrutarlo y a protegerlo”.

El humedal de la Balsa del Ojo del Cura, protegido por el Gobierno de Aragón, alberga una gran biodiversidad. En su entorno pueden encontrarse más de 200 especies vegetales y aves acuáticas como cigüeñuelas o ánades reales, entre muchas otras.

Es uno de los pocos humedales que todavía quedan en el entorno de Casetas, puesto que muchos se desecaron para convertirse en tierras de cultivo o, simplemente, como en el caso de la Balsa del Ojo del Cura, en escombreras. Hace poco más de una década, el consistorio zaragozano adquirió los terrenos, que eran de propiedad particular, y acondicionó la balsa salina construyendo un parque, mejorando sus accesos e instalando columpios y un merendero.