Ateca vive San Blas sin manzanas ni cascabeles

En el día grande solo se celebró una misa en  honor del patrón en la iglesia de Santa María y la popular Máscara hizo una aparición en el templo.

La Máscara a su llegada a la iglesia de Santa María, donde se ha celebrado una misa
La Máscara a su llegada a la iglesia de Santa María, donde se ha celebrado una misa
Macipe

Sin los ya tradicionales montones de manzanas, sin el tintineo de los cascabeles, sin público y sin la Máscara remontando la ladera. Así era la estampa en la mañana de este miércoles en los alrededores del cerro de San Blas de Ateca, escenario del acto central de las fiestas en honor de la Virgen de la Candelaria y del patrón de la localidad. El aire cortante fue el único testigo que no faltó a la cita. Este miércoles, el municipio únicamente celebró una misa en la iglesia de Santa María, donde Jesús Lozano, el joven que encarna al famoso personaje, hizo una breve aparición dentro del templo.

"Muy triste, muy mal", contestaba el propio Lozano a cómo estaba viviendo una celebración tan señalada prácticamente suspendida por la pandemia. "Ayer (por el martes) a las 12 de la mañana, que es la primera salida, estaba en la plaza de España y te quedas… El silencio de este miércoles o el bullicio de tres niños que iban jugando contrasta con la situación del año pasado: 100 o 150 personas esperando a que salgas, los niños llamándote…", recordaba.

Lozano tiene claro que este año toca "ser responsables". Tenía pensado subir al cerro por la tarde "vestido de calle, únicamente por estar allí". "En estos días ni tienes ni nervios, ni ganas, ni la impaciencia de la otra vez", decía, y que un día así era "la rematadera para unos días tan raros".

Sobre su aparición el pasado lunes a las puertas de la Diputación de Zaragoza (DPZ) con motivo de la presentación del libro ‘Cascabeles entre bandas rojigualdas’, del historiador local, Francisco Martínez, reconoce que fue "un orgullo". "Fue un orgullo porque te da la oportunidad de vestirte en un año tan atípico y se lo tengo que agradecer a Francisco y a todo el personal de la Diputación, que fueron muy atentos", puntualiza.

En el interior del templo, una veintena de personas estaban dispuestas en los bancos, cumpliendo a rajatabla las distancias de seguridad. "Hemos vuelto a insistir en lo que ya se sabe: evitar reuniones sociales y familiares, el número máximo de personas, respetar horarios…", enumeraba el alcalde atecano, Ramón Cristóbal. El martes se dio una vuelta por la plaza de España a la hora en que habitualmente se encendía la hoguera y se empezaba a congregar la gente y el lugar "estaba totalmente vacío". "Es una sensación extraña, de sentimientos encontrados", resumía el regidor poniendo voz al sentir de todos los vecinos.

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