Ayuntamiento de Zaragoza

La clave de las cuentas está en la tabla de ingresos

El Ayuntamiento de Zaragoza presentará la próxima semana su presupuesto. 

El alcalde, Jorge Azcón, con la vicealcaldesa, Sara Fernández, a su lado, conversa con la portavoz socialista, Lola Ranera.
El alcalde, Jorge Azcón, con la vicealcaldesa, Sara Fernández, a su lado, conversa con la portavoz socialista, Lola Ranera.
José Miguel Marco

¿Cómo se gestiona lo público con los ingresos desplomados, promesas de fondos europeos que bailan como castillos en el aire y unos gastos que un día suben y otro también? Pues en esto deben estar pensando instituciones de toda condición, sobre todo en aquellas que tienen pendiente la aprobación del presupuesto, como es el caso del Ayuntamiento de Zaragoza.

El gobierno del alcalde Jorge Azcón presenta esta semana sus segundos presupuestos, los llamados a concretar los objetivos del bipartito PP-Cs en la segunda mitad de su mandato, esa etapa que define la carta de presentación electoral. Es la hora de la verdad, tras dos años de ajuste y enjuague de la herencia recibida ni más excusas que gastar. Pero las cuentas se han elaborado en un escenario incierto, que ha retrasado su tramitación hasta un límite más allá de lo acostumbrado. ¿El motivo? El de siempre: de dónde sale el dinero.

A la espera de fondos

Las promesas de llegada de fondos europeos siguen sin definirse a la espera de la tramitación de los proyectos y Zaragoza no los incorporará en sus cuentas. "Sería engañar a la gente y es posible que muchos de estos recursos no lleguen hasta 2022", dice un alto cargo del gobierno.

Por tanto no serán una pieza determinante de la tabla de ingresos de las cuentas municipales, como tampoco lo serán los Presupuestos Generales del Estado. No hay aún en marcha un fondo covid para los ayuntamientos (siguen sin concretarse las ayudas estatales y para el transporte urbano), mientras las comunidades autónomas se han repartido más de 16.000 millones de euros para afrontar la pandemia de la covid.

Zaragoza, sin margen para usar sus ahorros más allá de para pagar deudas, tampoco se ha visto acompañada por la administración autonómica. El convenio económico financiero que debe regular las relaciones de las dos administraciones sigue pendiente (aunque la previsión de las dos instituciones es que se desatasque pronto) y a la capital solo le ha quedado el consuelo de recibir los 2 millones que le correspondían del fondo social covid de los 9 que le entregó el Estado a Aragón.

Es una cifra insuficiente para atender no solo los gastos sociales y de los servicios municipales provocados por la pandemia, sino las inversiones y políticas públicas vinculadas tanto a la reactivación económica de la ciudad como a las urgencias que todo gobierno tiene a solo dos años y medio de las elecciones.

Recursos propios

La estrategia de contención fiscal, con bonificaciones a los sectores más afectados por la pandemia, tampoco será, en el presupuesto de 2021, la base sobre la que apoyar los ingresos municipales. Por tanto, el Ayuntamiento va a hacer descansar su programa presupuestario en dos piezas clave sobre las que se van a sostener las inversiones: una es la de la deuda a largo plazo, que vuelve al presupuesto municipal para financiar obras (se pedirán 18,9 millones a los bancos), y su propio patrimonio (los 16 millones que llegarán por la venta del solar del hospital privado o los 6,3 que tiene que pagar en metálico la adjudicataria de los suelos de los depósitos de Pignatelli).

Los presupuestos, al menos de momento, tendrán una expansión moderada (un 3%), pero se hará con recursos propios. En el horizonte, la concreción de las ayudas estatales, los fondos europeos, el convenio de financiación bilateral con el Gobierno de Aragón o incluso la sentencia del tranvía que puede suponerle a la DGA un pago de casi 25 millones a la ciudad. Por eso no se pueden descartar que las cuentas puedan crecer. La clave este año está en los ingresos.

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