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"Hay niños que están empezando a dar señales de agorafobia porque les da miedo salir a la calle y contagiarse" por la covid

La asociación Capaz de Zaragoza ayuda a personas con trastornos de ansiedad o fobia a los espacios abiertos. 

Noelia Díaz, derecha, e Isabel Fraile hablan con María Jesús, que sufre trastornos de pánico, en la sede de la asociación Capaz en Zaragoza.
Noelia Díaz, izquierda, e Isabel Fraile hablan con María Jesús (de espaldas), afectada por trastornos de pánico, en la sede de la asociación Capaz en Zaragoza.
Francisco Jiménez

Lucía nunca le había puesto nombre a las situaciones limitantes que sufre desde hace tiempo de forma intermitente hasta que buscando en internet se sintió identificada con uno de los testimonios de la asociación Capaz de Zaragoza. Entonces tuvo claro que se trataba de un trastorno de pánico con agorafobia (fobia a los espacios abiertos).

"Me daban ataques conduciendo por la autopista, al ir a hacer la compra, en alguna reunión de trabajo... Empiezas a controlar un poco tu día a día para que no te dé una crisis: tratas de ir acompañada a determinados sitios o compras a horas que sabes no va a haber gente, por ejemplo. No es algo que cuente abiertamente; piensas que es difícil que te entiendan. Por eso, verte identificada desde el primer minuto con otros afectados me sirve de ayuda", explica esta aragonesa, que acudió al Colectivo de Afectados por el Pánico y la Agorafobia (Capaz) en plena pandemia. 

En torno al 2,5%-3,5% de la población española (extensivo a Aragón) sufre trastornos de pánico y de ese tanto por ciento, entre un tercio y la mitad llegan a desarrollar en algún momento agorafobia, tal y como explica Isabel Fraile, presidenta de Capaz. "Tener alteraciones cardiacas fuertes (aritimias, palpitaciones o taquicardias), digestivas (vómitos, náuseas o diarreas), neuromusculares y, sobre todo, psicológicas (sensación de muerte súbita inminente o de pérdida de control, entre otros) están detrás de los trastornos de pánico. Generalmente, son episodios no largos y se tiene que producir un mínimo de 4 crisis al mes. Y la característica fundamental de la agorafobia es la evitación, siendo el caso más extremo dejar de salir a la calle", aclara esta terapeuta, que también sufrió la enfermedad.

Precisamente, fue un grupo de afectados los que hace 20 años crearon dicha asociación con el objetivo de que les sirviera de autoayuda. Este recién terminado 2020 tenían previsto celebrar una fecha tan redonda, pero el coronavirus lo ha pospuesto. Y el hecho de que al frente de la misma estén personas recuperadas refuerza el mensaje positivo de que no son enfermedades incurables. "Con la ayuda adecuada se puede salir", dicen al unísono Fraile y Noelia Díaz, vicepresidenta de Capaz y también terapeuta.

Estrés antes de salir de casa

María Jesús sufre trastorno de pánico de forma consciente hace 5 años,  y acude desde hace dos a Capaz y dice ir "a mejor". "Al principio era esporádico y hace 4 años me pasó en el trabajo varias veces seguidas. No me limitaba; era una sensación de que me iba a morir ya. Ahora tengo más recursos y sé como revertir las crisis: no me anticipo a las situaciones, cambio mis pensamientos y no me tengo que desgastar antes de tiempo. Y ya no tengo episodios de pánico", indica esta aragonesa. 

No obstante, lo que sí ha experimentado María Jesús durante estos meses de pandemia es "mucho" estrés con los preparativos para salir a la calle. "Llevo incluso una botella con lejía en el bolso. Ya en la calle desaparecía. Ahora ya se me ha pasado", cuenta. En cambio, para Lucía, los meses de confinamiento fueron positivos porque no tenía que enfrentrarse a las situaciones cotidianas que le generan esos ataques de pánico. "No me ha hecho ser más temorosa. Tomo las medidas de precaución habituales", afirma.

La presidenta de Capaz destaca que han visto diferentes casuísticas estos meses de crisis sanitaria. "Durante el confinamiento, las personas agorafóbicas han visto generalizadas sus experiencias de encierro y se alegran, no con mala intención, ante la posibilidad de ser comprendidas. Saben muy bien lo que es tener que autoconfinarse y ver limitados sus movimientos", explica.

"Las personas agorafóbicas han visto generalizadas sus experiencias de encierro y se alegran, no con mala intención, ante la posibilidad de ser comprendidas"

Asimismo, Isabel Fraile resalta que les está llegando información "por distintas fuentes" de gente "sana" que sufren situaciones de pánico porque temen "andar por la calle, tocar cosas y contaminarse". "Incluso de adolescentes y niños que están empezando a dar señales de agorafobia porque les da miedo salir a la calle y contagiarse", detalla.

Confinarse con miedo

Por su parte, Noelia Díaz habla del hecho de confinarse con miedo. "En concreto, una persona teme el efecto que tendría si se contagia y tiene que estar ingresada sola en un hospital. Ese componente de estar aislada, malita, para una persona agorofóbica...", señala. Y a ello hay que añadir el retroceso que han experimentado algunos afectados durante estos meses de encierro. "Ahora vuelven a necesitar compañía para salir a la calle", lamentan.

Desde la asociación Capaz (con sede en la calle de Pedro Atarés) se desarrollan distintas actividades a través de un grupo de terapia y otro de autoayuda, que se reúnen dos sábados alternos al mes. En estos momentos, no son muchos los socios y afectados, pero como subraya su presidenta hay mucha gente que padece trastorno de pánico y agorafobia. "Para ellos no es fácil contar sus crisis. Nosotros no interferimos si alguien se está medicando, aunque tenemos claro que la medicación no cura. Ayuda a paliar los síntomas y puede ser necesaria, pero la vía de curación está sobre todo en el trabajo emocional. Utilizamos como herramienta la terapia Gestalt ", sostiene.

En este punto, Lucía considera que en general se "abusa" de los medicamentos para tratar los trastornos de tipo mental. "A mí me medicaron y me sentía hasta peor. Me ha costado ponerle nombre a lo que me pasa y desde que vengo aquí detecto avances. Te ves reflejada en situaciones que cuentan otras personas y es reconfortante a nivel emocional", reconoce. También María Jesús coincide con ella en los beneficios. "Todo lo que me produce dolor lo tenía escondido y me ha ayudado a sacarlo a la luz. Esto me sirve de mucho", apunta, por su parte.

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