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¿Quieres apadrinar una tortuga en Zaragoza?

Cada año se abandonan en torno a un centenar de estos animales en el Acuario de Zaragoza, que puso en marcha un programa de apadrinamiento.

Blanca Pérez, jefa de acuaristas del Acuario de Zaragoza, con algunos ejemplares de tortugas.
Blanca Pérez, jefa de acuaristas del Acuario de Zaragoza, con algunos ejemplares de tortugas.
Heraldo

Cada año, más de un centenar de tortugas llegan al Acuario de Zaragoza de la mano de familias o particulares que, en un momento dado, se han dado cuenta de que no pueden hacerse cargo de ellas y, antes de soltarlas en el medio -algo que actualmente supone un delito tipificado por el Código Penal- deciden llevarlas a un lugar donde puedan hacerse cargo de ellas y vivir en unas buenas condiciones.

Ante esta gran afluencia de ejemplares, desde la instalación zaragozana decidieron poner en marcha el proyecto 'Apadrina una tortuga', un programa de apadrinamiento que nace hace siete años para tratar de dar respuesta a una demanda social. “En muchas ocasiones los dueños sienten un apego muy fuerte por sus mascotas, pero por diversos motivos no pueden hacerse cargo de ellas. Nos pedían por favor si nos las podíamos quedar para poder venir a visitarlas, incluso nos ofrecían dinero por ello”, explica Carlos Vicente, conservador del acuario.

Las tortugas crecen y su mantenimiento se hace más caro y difícil.
Las tortugas crecen y su mantenimiento se hace más caro y difícil.
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En la actualidad, el Acuario de Zaragoza cuenta con más de un centenar de estos ejemplares de 27 especies distintas. De ellas, 17 han sido apadrinadas hasta la fecha por una cuantía económica que gira en torno a los 10 euros al mes. “Nos traen unas 100 tortugas cada año, la mayoría van al centro de La Alfranca”, explica Vicente, que reconoce que una gran parte llegan semanas antes del inicio del periodo vacacional.

En este caso, el Acuario hace las veces de intermediario entre el centro de recuperación de Fauna salvaje de La Alfranca y el público, aunque muchos de estos ejemplares les lleguen de manera directa. “Es imposible mantenerlas a todas, por ello, creamos este sistema que facilita económicamente a los dueños que quieren venir a visitar a su tortuga regularmente el acceso al acuario”, añade.

"El hecho de que no sean muy expresivos provoca que, a pesar de soportar malas condiciones de vida o alimentación, no seamos capaces de percibirlo"

En cuanto a la mayoría de tortugas que acaban en el Acuario, principalmente se trata de tortugas de Florida (Trachemys sp), catalogada como una especie exótica invasora verdaderamente dañina para nuestro medio natural, pues el impacto que tienen sobre las especies autóctonas es devastador. También hay varios ejemplares de otras especies como tortugas Falsa Mapa (Graptemys) o Floridiana (Pseudemys).

Otro dato relevante es el aumento de las especies asiáticas, en cuyo caso el problema es que los gastos de mantenimiento de estas especies son más elevados: “Es muy importante que la gente no regale este tipo de tortugas sin haberse informado antes de sus cuidados, características y longevidad”. Como explica el experto, en los últimos años se ha registrado un repunte del abandono de este tipo de especies menos habituales como tortuga china crestada (Chinemys reversii) y la tortuga china de cuello rayado (Mauremys sinensis).

La historia de estos animales es muy similar ya que en la mayoría de los casos llegaron a un hogar en forma de regalo para los más pequeños de la casa. “Sin embargo, al crecer -tanto las tortugas como los niños- comienzan a convertirse en un problema”, explica Vicente.

José Luis es padrino de una tortuga.
José Luis es padrino de una tortuga.
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A pesar de que se trata de animales muy resistentes, el hecho de que no sean muy expresivos provoca que, a pesar de estar soportando unas malas condiciones de vida o alimentación durante mucho tiempo, no seamos capaces de percibirlo. “Nos han llegado casos de todo tipo, hasta ejemplares con más de 30 años de vida, pero no suele ser lo más común. Lo cierto es que algunas llegan en muy mal estado”, admite.

Una llamada a la conciencia

Desde el Acuario de Zaragoza hacen un llamamiento a la responsabilidad de la ciudadanía e invitan a informarse bien antes de adquirir un animal de cualquier especie. En el caso concreto de las tortugas, “el problema principal radica en que se compran muy pequeñas y a un precio muy bajo, y cuando los animales crecen el gasto económico que hay que hacer para mantenerlas correctamente no es fácil de asumir”, asegura Vicente.

Y no solo eso, sino que es importante romper algunos estereotipos que existen en torno a este tipo de animales: “Hay que huir de la tortuguera con la palmera de plástico. Necesitan una instalación con una zona acuática donde puedan nadar, y una zona terrestre donde puedan descansar y tomar el sol, así como una iluminación especial y una dieta correcta que varía según la especie que vayamos a mantener”, afirma el experto. “¿Otro dato curioso? Las famosas gambitas secas no son un buen alimento para ninguna especie”, concluye.

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