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Las serpientes que reptan en Aragón y la razón del miedo que suscitan

Profesionales de la psicología apuntan a la falta de control sobre estos reptiles como la principal causa del temor que entrañan.

La mitología les ha hecho un flaco favor a las serpientes. Según la Biblia, este reptil llevó por el mal camino a Adán y a Eva, tanto que les expulsaron del paraíso. La Inmaculada Concepción las pisa en la mayoría de las representaciones pictóricas y ni la magia de Disney les ha beneficiado, que se lo digan a la hipnotizadora Kaa de 'El Libro de la Selva'. Esta fama ha calado en la sociedad de tal forma que se tiene cierto rechazo a ellas, miedo y, en los peores casos, fobia. Los psicólogos apuntan que entre el 8 y el 10% de la población la demuestra.

Por las tierras aragonesas reptan varias especies autóctonas, la mayoría sin peligrosidad. Las más usuales son la serpiente de escalera, la bastarda o las de agua. En el término municipal de la ciudad de Zaragoza la Unidad de Agentes de Medio Ambiente realizan de 30 a 40 servicios al año relacionados con estos reptiles, el 90% desde finales de mayo y hasta julio. "Es cuando aparecen después de hibernar", explica Alberto Esteban, jefe de la mencionada unidad.

Son decenas las anécdotas que cuenta Esteban y más las que recuerda. "Cada año rescatamos de 12 a 20 serpientes escaleras y otras tantas bastardas. A las que hay que sumar las de agua", concreta. La bastarda es la más grande de todas ellas, que puede alcanzar hasta los dos metros. Su color verdoso, la capacidad de levantarse en torno a un metro y que haga el gesto de atacar pueden provocar cierto rechazo. Desde la Unidad Verde -como también se denomina a este servicio de agentes de medio ambiente- exponen que no suelen arremeter, pero pueden morder e inyectar un poco de veneno que guardan en pequeñas bolsas en la boca.

A veces la apariencia de estas especies autóctonas, en especial su cabeza triangular, pueden confundirse con otras exóticas, como las víboras. Estos ejemplares no reptan por el término urbano de la capital aragonesa, pero sí en zonas prepirenaicas, los somontanos o el Sistema Ibérico. A estas especies se suman las exóticas, que normalmente se conciben como mascotas y que deben de estar reguladas con una documentación específica y en regla.

En busca de áreas más calientes, encuentran su caldo en garajes, coches, arquetas eléctricas, rendijas de instalaciones de aire acondicionado o huecos entre ventanas y persianas, como la peripecia que viven los vecinos de Torreblanca, junto al Alcampo de Utebo, pero en el término del barrio rural de Garrapinillos. Estos ciudadanos critican la falta de mantenimiento en los aledaños de sus viviendas. Alberto Esteban dice que es usual que colonicen solares sin edificar. "No es habitual, pero sí ordinario", añade este agente medioambiental. Permanecen allí hasta que precisan alimento y deciden salir. También intervienen cuando se quedan atrapadas, como en las mallas verdes que se utilizan en los huertos urbanos, una actuación que tuvieron que acometer hace unos días.

"Utilizamos una tubería de fontanero de algo más de un metro. La dejamos en la habitación, junto a una pared, busca el hueco y se mete"

"No se deben intentar atrapar", recomienda Esteban. Desde la Unidad de Agentes de Medio Ambiente se aconseja llamar al 112 o a fuerzas de seguridad si se divisa una serpiente. Este equipo las captura con útiles sencillos como gancho o gracias a un tubo. "Utilizamos una tubería de fontanero de algo más de un metro. La dejamos en la habitación, junto a una pared, la serpiente busca el hueco y se mete", explica Esteban. Después se liberan lejos del núcleo urbano, si están heridas se llevan al Centro de Interpretación de la Naturaleza de Aragón de La Alfranca -ambos supuestos si son autóctonas-, o al Acuario de Zaragoza si son especies exóticas.

José Francisco Mendi, psicólogo del Colegio Profesional de Psicología de Aragón (COPPA), también justifica que si el encuentro coincide en compañía de niños puede ser una oportunidad para "hacer pedagogía": explicar a los pequeños de qué se trata y no inculcar el miedo.

"Es un comportamiento de autodefensa, de supervivencia"

Cuando el temor se comparte entre las personas, el miedo se multiplica. José Francisco Mendi, del Colegio Profesional de Psicología de Aragón (COPPA), determina que ese miedo puede relacionarse con la falta de control sobre ellas. "Las serpientes son muy escurridizas, pero también se teme a las arañas, los mosquitos...", añade Mendi. La biología brinda una explicación a este hecho: "Se comparte con los primates, así que puede relacionarse con el carácter evolutivo. Es un comportamiento de autodefensa, de supervivencia".

"La fobia se percibe cuando se sufren taquicardias o respiración acelerada"

Se trata de un aspecto psicológico cuando se relaciona con un susto, y del miedo a la fobia. "La fobia se percibe cuando se sufren taquicardias o respiración acelerada", sostiene José Francisco Mendi. Se suman síntomas de conducta, como la huida o evitar lugares donde se puede pensar que existen. "Esto último se vincula al comportamiento cognitivo, cuando se llega a pensar que pueden encontrarse ofidios en cualquier sitio", agrega el psicólogo.

Un bajo tanto por ciento de la sociedad se ve obligada a someterse a tratamientos para paliar este temor. En esos cuadros se imparten diferentes métodos. "Lo primero que hacemos es una desensibilización", expone Mendi. Este psicólogo explica que consiste en romper la estructura que se tiene de estos animales a través, por ejemplo, del acercamiento: se empieza mostrando un dibujo y se termina visionando un documental o incluso tocando un ejemplar. "También se administra un tratamiento teórico conceptual", es decir, se 'desmonta' el concepto de que las serpientes son malas. Desde la Unidad de Agentes de Medio Ambiente como desde el COPPA coinciden en que estos animales son “beneficiosos” para la naturaleza.

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