tribunales

Condenado por agredir sexualmente a una mujer y abandonarla a las afueras de María de Huerva

El acusado aseguró en el juicio que fueron relaciones consentidas, pero la Audiencia de Zaragoza no le cree y le impone una pena de ocho años de cárcel. 

Situada a 17 kilómetros de Zaragoza, la localidad cuentan con el aliciente de su amplia población joven y el impulso del ‘geocaching’ –una búsqueda de tesoros– como aliciente para el turismo.
Un vecino de la localidad encontró desorientada a la víctima cuando paseaba a su perro.
Laura Uranga

La Audiencia de Zaragoza acaba de condenar a ocho años de prisión a un vecino de Borja por agredir sexualmente a una mujer y abandonarla después –bebida, descalza y sin teléfono– en un descampado ubicado a las afueras de María de Huerva. El acusado, M. L. P., aseguró en el juicio que conoció a la víctima en un ‘after’ de Zaragoza y que las relaciones fueron consentidas. Sin embargo, el tribunal ha dado mayor credibilidad al testimonio de la denunciante, de 44 años, quien declaró que el hombre trató de violarla en los asientos traseros de un coche y, al no conseguirlo, la obligó a hacerle una felación.

Según la sentencia de la SecciónSexta, el agresor y la víctima no se conocían de nada pero coincidieron el 18 de febrero de 2018 en el Club Hosh, un conocido bar de copas de la calle del Doctor Horno Alcorta de Zaragoza. El ‘after’ abre de madrugada, por lo que son bastantes las personas que acuden allí a poner fin a una noche de fiesta. La denunciante se presentó en el bar sobre las siete de la mañana, mientras que M. L. P. lo hizo algo más tarde, pasadas las diez.

En torno a las doce del mediodía, ambos salieron juntos del establecimiento, pero sus versiones de lo sucedido después no se parecen en nada. El acusado asegura que los dos querían mantener relaciones sexuales e incluso que ella le tocó y acarició los genitales mientras conducía hacia las afueras. Según este, una vez en el descampado, al ver que no llevaba preservativos, le propuso hacerle una felación y ella no puso objeciones.

Pero el relato del vecino de Borja no ha convencido a los magistrados, que consideran más plausible la versión de los hechos que ofreció la denunciante. «Solo recuerdo de ese día que salí sola y entré en el local. Después, me desperté en un coche que circulaba por un descampado», declaró la mujer durante la vista, celebrada el pasado 15 de junio. Esta reconoció que aquella madrugada había bebido bastante –cuando la examinaron horas después de la agresión sexual en el hospital arrojó una tasa de 1,68 gramos de alcohol por litro de sangre–, lo que podría justificar sus lagunas. Sin embargo, la mujer dijo tener claro que fue víctima de un intento de violación y que el acusado la forzó a practicarle sexo oral.

La denunciante no sabía dónde se encontraba, por lo que pidió a M. L. P. que la llevara después a casa.Pero él se negó y la invitó a coger el autobús.De ahí que la denunciante estuviera un rato deambulando por la zona hasta que fue auxiliada por un vecino de María de Huerva que había salido a pasear a su perro. «La vi aturdida y olía bastante a alcohol», explicó en el juicio esta persona. «Vestía ropa de salir, estaba despeinada y se notaba que no había dormido», añadió.

El joven vio a la mujer en tan malas condiciones que se la llevó a su casa y avisó desde allí a su familia, que acudió enseguida a recogerla. Acompañada de sus padres, la víctima se trasladó al hospital Miguel Servet, donde activaron el protocolo para casos de violación. De hecho, la mujer presentó esa misma tarde una denuncia en comisaría.

Las psicólogas que examinaron a la mujer explicaron que posee una personalidad «fuerte y responsable». Durante la entrevista que mantuvieron con ella, apreciaron algunos rasgos narcisistas, pero descartaron problemas psicológicos o psiquiátricos. De hecho, las peritos no encontraron motivos para dudar del relato de la denunciante. Muchas más dudas sobre lo realmente sucedido tiene la abogada de la defensa, Carmen Esteban Gran, quien tiene intención de recurrir el fallo ante el Tribunal Superior de Justicia de Aragón. La letrada está convencida de que su cliente siempre ha dicho la verdad. «Hasta confesó voluntariamente que aquel día conducía sin carné, lo que le ha costado también una multa de 3.600 euros», decía ayer.

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