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El juzgado de guardia, al límite: "Tramitar 45 muertes de todo tipo te desborda"

La acumulación de trabajo, el cotidiano y el generado por el coronavirus, desbordó el sábado el juzgado de guardia, que no pudo prescindir de la mitad de la plantilla, como se había previsto para evitar contagios.

Un funcionario, atendiendo el teléfono detrás del mostrador del juzgado de guardia de Zaragoza, protegido con una cortina de plástico.
Un funcionario, atendiendo el teléfono detrás del mostrador del juzgado de guardia de Zaragoza, protegido con una cortina de plástico.
Oliver Duch

El juzgado de guardia de Zaragoza tuvo que colocar una cortina protectora transparente en el mostrador de atención al público para evitar contagios por coronavirus. Pero no hay protección que valga contra la avalancha de trabajo que está recibiendo estas semanas, ya que a la faena cotidiana –que nunca es poca en una capital de 700.000 habitantes con un único juez de guardia– se suma ahora el ingente papeleo que están provocando la crisis sanitaria. «Tramitar 45 muertes –muchas de ellas por coronavirus, pero no todas– y 12 detenidos con un teléfono que no deja de sonar te desborda», reconocían este lunes en el Juzgado de Instrucción número 1, refiriéndose a la «terrible» guardia que tuvieron que sacar adelante el pasado sábado.

La DGA había reducido de diez a cinco funcionarios la plantilla del juzgado de guardia para evitar riesgos y las consecuencias de un hipotético contagio masivo. Sin embargo, fue tal el volumen de papeleo que el magistrado y el secretario judicial –letrado de la administración de justicia, en su nueva denominación– se vieron obligados a movilizar a todos sus compañeros (salvo una, que tenía algunos síntomas y se quedó en casa). «Entre los expedientes que se arrastraban de los dos días anteriores y los que recibimos ese sábado, hubo que tramitar casi 50 licencias de inhumación», señalaban. En cualquier caso, recordaban también que esto se pudo hacer gracias al funcionario del registro civil que trabaja de refuerzo durante los fines de semana en el juzgado de guardia y que es quien se encarga de sacar adelante casi todas las licencias. De hecho, él prepara los expedientes para que luego los firme el magistrado.

«No todos los fallecimientos fueron por coronavirus, pero sí bastantes. En cualquier caso, hay que tramitarlos todos»

«No todos los fallecimientos fueron por coronavirus –aclaraban–, pero sí bastantes de ellos. En cualquier caso, hay que tramitarlos todos». Además, en el caso de que una persona muera en su casa, los nuevos protocolos obligan ahora a que su familia llame directamente al juzgado de guardia y no al 061. El volumen de trabajo es tan importante y el riesgo tan alto, que los forenses de Zaragoza –alguno ya ha dado positivo– no pueden acudir a todos los domicilios y solo se desplazan cuando el caso es complejo. ¿Y qué hacen con las muertes naturales? Lo primero, piden el DNI del fallecido y lo utilizan para consultar su historial médico en los archivos del Salud. Después, hablan con aquellas personas que han estado en contacto el finado y tratan de averiguar si tenía algún síntoma sospechoso. De ser así y aunque no se le hubiera hecho previamente la prueba, se lo etiqueta como posible contagiado y la Hermandad de la Sangre de Cristo se lleva el Cuerpo a Torrero, donde será incinerado. Desde ayer, sea cual sea la causa de un fallecimiento, están prohibidos todos los funerales y solo tres allegados pueden asistir a la inhumación o cremación respetando las distancias de seguridad

La gente busca consuelo

Los funcionarios reconocen que es complicado lidiar con tanto trabajo, pero «más doloroso aún» –apuntan– «es tratar de explicar a alguien que no podrá despedirse de su marido, su mujer, su padre, su madre...». Según estos, son muchos los ciudadanos que llaman estos días al juzgado de guardia buscando «únicamente, consuelo». Y aunque faena no les falta, como seres humanos que son, siempre encuentran unas palabras de «cariño» con las que arroparlos. En cualquier caso, entienden que lo que la gente necesitaría, en un momento tan traumático, es contar con el apoyo psicológico de profesionales. De ahí que reivindiquen la puesta en marcha de un servicio de atención permanente.

Afortunadamente y, como los propios empleados de Justicia admiten, no todas las guardias son como la del 28 de marzo. «El domingo y este lunes fue más tranquila y no hubo que reforzar. Pero el viernes los compañeros tramitaron una veintena de fallecidos –de todo tipo– también», explicaban. A estas licencias de inhumación hay que sumar los detenidos, que siguen llegando.

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