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Balsas de Ebro Viejo aspira a recuperar la esencia con la que nació hace medio siglo

La asociación de vecinos de la urbanización insiste en que es necesaria su rehabilitación integral, incluidas las plazas y zonas comunes que hay en su interior.

Estado de los interiores de Balsas de Ebro Viejo.
Estado de los interiores de Balsas de Ebro Viejo.
Francisco Jiménez

Tiene casi medio siglo de historia, pero la urbanización de Balsas de Ebro Viejo ya no es lo que era. Nació como un modelo pionero de intervención diseñado para favorecer la convivencia y la relación entre vecinos y, durante muchos años funcionó. Los habitantes de estos grupos sindicales eran como una gran familia, pero el paso del tiempo fue enfriando esas relaciones y deteriorando esta zona.

Buena prueba de ese desgaste son las plazas y zonas verdes comunes que hay entre las viviendas y que presentan un aspecto bastante descuidado. “Las plazas interiores tenían fuentes de agua, pero con el tiempo aquello desapareció. Es una lástima. Se ha ido deteriorando de tal manera que está casi irreconocible”, señala Esther Blasco, presidenta de la Asociación de Vecinos Balsas de Ebro Viejo.

La titularidad de estos espacios siempre ha resultado polémica y ha dificultado que se lleven a cabo actuaciones de mejora profundas más allá de alguna intervención puntual. “Los grupos sindicales presentan algún problema ya que los suelos no tienen la misma condición en unos casos y en otros”, señala Miguel Ángel Abadía, gerente de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza.

Hasta hace un tiempo, siempre fueron los residentes de Balsas de Ebro Viejo los encargados de su mantenimiento. No obstante, muchos de ellos son ya mayores como para realizar tareas de limpieza o jardinería, y reclaman a la administración que tome cartas en el asunto. “Cada uno de los edificios tiene un pequeño jardín paralelo a lo que es la fachada que siempre han cuidado los vecinos. El resto de plazas también, pero la gente mayor ha dejado de hacerlo”, comenta Esther, que asegura que la asociación recibe a menudo quejas sobre el estado de estas plazas.

“Este problema siempre ha sido consecuencia de la no disponibilidad de los suelos por parte de la administración”, señala Abadía, que recuerda que en estos momentos, tanto los suelos de los grupos Balsas de Ebro Viejo I y II; Teniente Polanco, en el Picarral; Ortiz de Zárate, en el Arrabal; y Gabriela Mistral, en el barrio Oliver, son propiedad del Ayuntamiento de Zaragoza.

En estos momentos, el consistorio sigue trabajando para ser titular de los espacios libres de muchos otros grupos sindicales de la ciudad para poder hacerse cargo de ellos. “En el momento en el que se disponga de estos suelos, el Ayuntamiento mantendrá sus condiciones de seguridad y limpieza, sin perjuicio de que se pueda proyectar una intervención más ambiciosa sobre los mismos: remodelación del viario, modificación de zonas verdes…” explica Abadía.

De hecho, ya en el año 2018, el anterior equipo de Gobierno aprobó una inversión de 250.000 euros para las zonas verdes de cinco grupos sindicales, entre ellos Balsas de Ebro Viejo I y II.

Desde su presentación en el año 2005, el colectivo vecinal ha luchado para volver a forjar la cohesión que siempre había habido entre los residentes de la zona, así como para mejorar la accesibilidad y la eficiencia energética de sus viviendas. “Hemos tenido una relación estupenda toda la vida. Siempre ha habido puntos de encuentro como la parroquia, el centro social o el de mayores”, explica Blasco.

Desde hace unos años, la entidad trabaja intensamente para conseguir instalar ascensores en las comunidades, cosa que ya han logrado en algunas como el edificio de Peña Oroel 2 o Valle de Pineta 19. “Veíamos que la gente cada vez tenía más problemas de accesibilidad”, señala la presidenta. Actuaciones que nunca han resultado sencillas, pero no por ello se han dado por imposibles. “Este tipo de intervenciones siempre han sido complejas. No era fácil meter un ascensor desde la calle por dos razones: la primera, la ocupación del dominio público que eso conlleva; la segunda, por la adaptación de esa torre ascensor a lo que es la estructura de la edificación”, comenta el gerente de Urbanismo.

Continuando en esa línea, el pasado mes de febrero el Gobierno de Zaragoza aprobó con los estudios detalle para la rehabilitación de cuatro comunidades de vecinos más. La intervención contempla la colocación de ascensores en el exterior; la rehabilitación de los edificios en materia energética y la realización de trabajos en conservación e instalaciones.

Otros grupos pendientes de cesión

El consistorio zaragozano también está a la espera de que el Gobierno de Aragón ceda los suelos de otras viviendas sindicales como los del grupo Girón, en Las Fuentes; y los grupos San Jorge y Arzobispo Domenech, en La Bombarda.

Según Abadía, la cesión de estos suelos está “muy próxima”, a diferencia de lo que ocurre con otros grupos de la ciudad, en los que el proceso se ha iniciado pero se dilatará en el tiempo. Es el caso del grupo Casta Álvarez, en las Fuentes, y Alférez Rojas, en Vía Hispanidad. “Son viviendas que están en manos de la DGA, pero en las que existen situaciones jurídicas que resolver con carácter previo”, añade.

Por último están las viviendas sindicales cuyos espacios libres son de propiedad privada: Parcelación Damán, en La Jota; los grupos Escoriaza y Santa Rosa , en Las Fuentes; la Parcelación Aloy Salas, en Tenerías; Agustín Jericó, en San José; Puente Virrey-Rosellón; Torrero; Fray Julián Garcés y Venecia, en Torrero; Hogar Cristiano, en Delicias; y Coronel Reig, en Casetas. “Como administración no podemos actuar en los mismos, aunque sí exigir a los propietarios que los tengan en condiciones”, concluye Abadía.

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