tarazona y el moncayo

Lituénigo celebra sus fiestas con el tradicional pesaje de los niños

Los festejos han comenzado este jueves y se prolongan hasta el lunes en honor a San Miguel.

Uno de los bebés que se ha pesado en Lituénigo.
Uno de los bebés que se ha pesado en Lituénigo.
N. B.

La localidad de Lituénigo empieza este jueves sus fiestas patronales en honor a San Miguel, una celebración que se prolongará hasta el próximo lunes y que tiene como acto principal el tradicional pesaje de los niños, Fiesta de Interés Turístico en Aragón desde el año 1998.

“Para San Miguel el tiempo nos suele acompañar, así que esperemos que la gente pueda disfrutar de las fiestas, tanto los vecinos como la gente que viene a acompañarnos, porque todos los actos se preparan con gran ilusión por parte del Ayuntamiento y la Comisión de Festejos”, dice el alcalde de Lituénigo, Alberto Negredo.

Las fiestas arrancan por la noche, con la concentración de peñas, el chupinazo y el pregón. En la programación abundan las citas gastronómicas, los campeonatos deportivos, una fiesta de disfraces, música o actos religiosos.

El domingo tendrá lugar el evento más conocido de los festejos, el pesaje de los niños, una tradición que perdura en el tiempo desde el siglo XVII, aunque en realidad no se puede certificar con certeza su origen. Pueden participar descendientes del pueblo o los municipios cercanos, y este año 22 familias se han apuntado para vivir esta antigua costumbre. El plazo terminaba este jueves, aunque nunca se dice niega la participación si alguien aparece a última hora. “Hemos tenido pesajes de más de 40 niños, pero lo importante es que la tradición se sigue manteniendo con el paso de los años”, valora Negredo.

Ese día, los mayordomos acompañados por la charanga recorrerán las calles de la localidad, en una cita denominada ‘la llega’. Recolectan por las casas el trigo que van depositando en unos capazos que portan a tal efecto, y que se unirá más tarde a las donaciones que los familiares hacen a San Miguel para pesar a su bebé, equiparando su peso en trigo en una antigua balanza. Todo el trigo se subasta a continuación en una curiosa subasta con la que concluye el acto.

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