Zaragoza

Llega a San José un proyecto piloto para acompañar a mayores en soledad

Amigos de los barrios busca poner en contacto a residentes en riesgo de soledad con dos o tres vecinos de la zona para volver a tejer redes de apoyo y prevenir su aislamiento.

Llega a San José un proyecto piloto para acompañar a mayores en soledad
L. R.

El barrio de San José cuenta desde hace un par de días con una nueva iniciativa pionera en la ciudad para acompañar a mayores en riesgo de soledad no deseada. Se trata del proyecto Amigos de los barrios, impulsado por la delegación aragonesa de la organización Amigos de los Mayores, y que consiste en poner en contacto a voluntarios con ancianos del barrio para volver a tejer las redes de apoyo vecinal que se han ido perdiendo en las grandes ciudades.

“Lo que persigue es que los vecinos se tengan en cuenta los unos a los otros, como ha ocurrido en los pueblos y barrios de siempre. Se centra en reactivar esa dinámica de barrio”, explica Ester Catalán, responsable técnica de la organización en Zaragoza. Aunque el proyecto será dinamizado por Amigos de los Mayores, el objetivo que se fundamente en el trabajo comunitario y sea el propio vecindario el que vaya marcando las pautas y los tiempos. “Es un programa piloto de un año para ver qué tal funciona y como se asienta en el barrio. Es algo que no se debe presionar, tiene que fluir y crearse a su manera”, apunta Catalán, que el pasado miércoles estuvo presentando el nuevo proyecto en la Asociación Vecinal de San José.

A diferencia de otros proyectos impulsados por Amigos de los Mayores, Amigos de los barrios nace como un voluntariado más flexible para ofrecer a los ciudadanos otras formas de participación adaptadas a los nuevos ritmos de vida. La idea es poner en contacto a las personas mayores que viven en riesgo de soledad en San José con dos o tres vecinos que vivan cerca de su domicilio para que vayan a visitarlas, hablen por teléfono, salgan a pasear, a tomar un café, a ver una exposición o incluso a hacer juntas la compra. A través de la página web www.barriosamigos.org, los voluntarios pueden ir comentando entre ellos las actividades que realizan y cómo han visto a sus mayores en los últimos días. “En la plataforma, cada vecino interesado puede darse de alta para comunicarse con otros residentes y transmitir información. Ahí pueden decir: ‘Pues ayer estuve viendo a María y estaba bien”, apunta Catalán, que cree que así se favorecen las relaciones de proximidad de manera flexible e informal.

Aunque se trata de un programa que se implementa por primera vez en Zaragoza, lo cierto es que ya hace un tiempo que se lleva a cabo en otras ciudades con resultados muy satisfactorio. “Es un proyecto que viene de París. Ahí funcionó muy bien y llevan ya una década con él”, apunta Catalán. También se implantó en los barrios de Chueca, Malasaña, Lavapiés y Tetuán, en Madrid. Aunque allí el proyecto se llama ‘Grandes Vecinos’ y existen pequeñas variaciones con respecto al de la capital aragonesa, su objetivo es el mismo. “Lo que pasa es que hay que tener en cuenta las peculiaridades de cada ciudad”, comenta la responsable.

La iniciativa cuenta también con la colaboración de la Asociación Vecinal de San José, que pondrá a disposición de los voluntarios su cafetería para que celebren encuentros quincenales; la Comisión del Mayor de San José, coordinada por los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza; los centros de salud; La Harinera y el Centro de Convivencia para Mayores del barrio. En definitiva, según Catalán, casi todos los recursos comunitarios de San José.

“Es importante cuidarlos porque algún día nosotros seremos ellos”

A la presentación del miércoles acudieron vecinos interesados en formar parte de la nueva iniciativa, además de ciudadanos que ya participan en Amigos de los Mayores y un grupo de sus voluntarios. Martín y Vero son dos de los jóvenes que decidieron invertir parte de su tiempo en acompañar a un mayor de manera totalmente altruista. “Entiendo este voluntariado como un compromiso político, el de cuidar a las personas mayores de nuestra comunidad”, explica el joven.

“Lo que buscaba era ver la realidad de la gente mayor. Los jóvenes vivimos muy acelerados y no sabemos lo que hay detrás de ellos”, explica Vero sobre las razones que le llevaron a embarcarse en este proyecto hace tan solo tres semanas.

Ambos voluntarios coinciden en que ir a visitar a los mayores a sus casas o salir con ellos a dar un paseo es muy gratificante, aunque han tenido que hacer frente a la parte más dura de la soledad.  “A veces se te cae el alma al suelo porque te dicen que les devuelves la vida o que están deseando que llegue el próximo día para vernos”, cuenta la voluntaria, que reconoce que nunca había sentido “una especial debilidad” por los mayores. “Aconsejo esta experiencia a esas personas que son como yo, porque te da una visión muy diferente de la vida. Te hacen valorar lo que tienes hoy”, apunta. “Es muy importante cuidarlos porque algún día nosotros seremos ellos”, concluye su compañero.