Detectan varios trasteros alquilados por un mismo dueño como vivienda a gente sin recursos

El propietario, Antonio S. G., tiene arrendados locales similares en Torrero  Universidad, La Almozara y San José.El Colegio de Administradores de Fincas ya ha tomado acciones contra él.

Fachada del local de la calle de María Moliner alquilado a personas sin recursos
Fachada del local de la calle de María Moliner alquilado a personas sin recursos
José Miguel Marco

El propietario del trastero alquilado a Nicolás, el hombre sin recursos que lleva dos años viviendo en un cubículo de apenas seis metros cuadrados en el distrito Universidad, tiene también arrendados otros locales de similares características a personas necesitadas en los barrios de San José, Torrero y La Almozara. El Colegio Territorial de Administradores de Fincas de Aragón confirma esta situación, detectada hace ya más de seis meses, y asegura que "se están tomando medidas" para atajarla.

El propietario en cuestión responde al nombre de Antonio S. G. Solo en el garaje de la calle de Juan José Lorente, donde vive Nicolás de forma permanente y otras tres personas de modo más ocasional, posee diez trasteros. Otro de sus locales se sitúa entre el número 95 y el 97 de la calle de María Moliner, en San José.

"Lo compró a un banco hace dos o tres años y lo transformó en entre seis y siete habitaciones sin ventanas. Este verano no ha parado de entrar y salir gente", cuenta una de las vecinas, que prefiere no dar su nombre por temor a represalias.

Esta situación ha provocado numerosos problemas con la comunidad de vecinos, a la que el propietario, aseguran, debe más de 1.000 euros. Los principales están relacionados con las salidas de humos, ya que, según los vecinos, los inquilinos "cocinan dentro de la propia habitación". También ha habido quejas por ruidos.

Los residentes definen a Antonio S. G. como una persona "problemática" con la que "no se puede hablar". En los últimos meses, el local de María Moliner, de en torno a 90 metros cuadrados, ha acogido a al menos cinco inquilinos, todos extranjeros.

Dos o tres, según los vecinos, convivieron al mismo tiempo, pero en los dos últimos meses "no se ha visto a nadie". El problema, apuntan los consultados, está en que no tienen suficiente material para denunciar esta situación ante la Policía. Esto hace que tampoco se haya podido dar parte al Ayuntamiento o al Gobierno de Aragón.

Quienes viven en los portales aledaños aseguran haber sido testigos de peleas entre el dueño y sus inquilinos, a quienes exige un alquiler ‘simbólico’ –60 euros en el caso de Nicolás– a cambio de dormir en estos habitáculos.

El propietario "lo niega todo"

El secretario del Colegio Territorial de Administradores de Fincas, Ángel Calavia, asegura que, al menos hasta hace unos meses, este local "pinchaba el agua" a la comunidad o a otro cercano. La luz, en cambio, la paga el propietario. "El sitio, desde luego, no reúne las medidas higiénicas suficientes", afirma.

En los últimos meses se ha requerido al propietario toda la documentación del local. "Lo hemos hecho en varias ocasiones, pero él "niega que exista tal problema", indica. HERALDO volvió a ponerse en contacto este miércoles con él –el martes eludió hacer declaraciones–, pero fue imposible localizarle.

La situación que se vive en María Moliner, en todo caso, es "de sobra conocida". Lo asegura, sin querer dar su nombre, una de las personas que ayudó a Antonio S. G. a acondicionar el local. "Yo hice la obra y puedo decir que hay ducha y de todo. Él asegura no saber qué hace la gente dentro, pero lo único que le importa es el dinero. Hemos visto salir de allí hasta una mujer con su hijo", dice. Esta misma persona confirma que el propietario tiene varios locales a su nombre en La Almozara y que en ellos "también viven personas sin recursos".

Calavia confirma que esta picaresca se da "en varios puntos de Zaragoza". Sobre todo, en la última década a raíz de la crisis. En la calle de La Victoria se produce una situación similar. "El constructor de uno de los edificios declaró trastero la parte baja y lo equipó con cocina. El tema está también en manos de nuestros abogados", señala.

A estos problemas se unen los de personas sin recursos que no pueden afrontar la cuota de la comunidad. "En este caso, lo que hacemos es derivarlas a servicios sociales del Ayuntamiento. Normalmente, les ayudan a pagar varias mensualidades para que tengan un respiro durante unos pocos meses", dice el secretario del Colegio de Administradores.

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