El cine ambulante a pedales llega a Zaragoza

Una pareja ha recorrido África en bici durante dos años haciendo proyecciones de cine a pedales. Cinecicleta se presenta en Zaragoza.

Carmelo e Isa, creadores de Cinecicleta, pedaleando por África.
Carmelo e Isa, creadores de Cinecicleta, pedaleando por África.
Cinecicleta

"Tenemos un pequeño cine portátil. Es un cine que funciona a pedales. La energía viene de la fuerza humana. Los jóvenes van a pedalear para obtener la electricidad y poder ver la película", les cuenta Carmelo López a un grupo de mayores (los jefes) que escuchan atentos en una aldea del sur de Mali. Se hace de noche, los chavales del pueblo pedalean a turnos y la magia se hace realidad sobre una pantalla. Es el proyecto Cinecicleta, que este martes se presenta en Zaragoza en el Festival de culturas ciclistas Zaragoza is Bike (en la Ciclería, calle Palafox, 19.30).

Carmelo (profesor de natación, madrileño de 48 años) e Isabel Segura (ingeniera de montes, castellonense de 34 años) son el alma de Cinecicleta. Se trata de un proyecto muy especial: un cine ambulante que ha recorrido África durante dos años. Han recorrido 18.000 kilómetros en bici y han realizado 217 proyecciones en 14 países. Muchos niños y mayores han visto por primera vez el cine gracias a ellos.

El proyecto comenzó a gestarse hace años. "Soy un apasionado de la bici y de los viajes. La bicicleta es la mejor manera de viajar. Es barata, no contamina, te da libertad para programar tu ruta. Disfrutas del paisaje y conoces a gente por el camino. Montar en bici da una sensación de felicidad enorme que te lleva a la infancia, a las cosas sencillas e importantes de la vida", subraya Carmelo. Él tenía un trabajo que le permitía hacer un viaje largo de tres o cuatro meses cada año. "Volvía emocionado por la hospitalidad de la gente, pero me quedaba una sensación extraña porque yo no les aportaba nada", apunta.

Una exposición en el Museo Reina Sofía sobre el fotógrafo Val del Omar, que participó con otros artistas en las misiones pedagógicas de la Segunda República, le dio la idea de montar un cine ambulante. Después conoció a Isa, que poco a poco también se entusiasmó con el proyecto. Compraron el equipo en Londres: un proyector que funciona gracias a la energía que se genera desde una bicicleta estática. Dejaron sus trabajos y su vida cómoda, y se marcharon a África con sus bicis y sus películas.

Cinecicleta empezó a rodar en 2015

El viaje empezó el 7 de agosto de 2015 en Madrid. Los primeros tres meses hicieron proyecciones en pueblos extremeños y andaluces. Después cruzaron el Estrecho y siguieron la ruta por África: Marruecos, Sáhara Occidental, Mauritania, Senegal, Guinea Bissau, Guinea Conakry, Mali, Burkina Fasso, Togo, ahí cogieron un avión a Kenia y siguieron pedaleando por Tanzania, Mozambique, Madagascar y vuelta a España en avión 25 meses después.

Durante este tiempo se han desplazado en bicicleta a ritmo tranquilo, cargando cerca de 80 kilos de material cada uno (el equipo de cine, una tienda de campaña, cocina, herramientas y enseres personales). Cuando llegaban a un pueblo se presentaban a los mayores de lugar y ofrecían un intercambio: organizaban una sesión de cine a cambio de alojamiento y comida. Les han abierto las puertas de sus casas y en dos años apenas han tenido que pagar por el alojamiento.

Sus proyecciones siempre son gratuitas y es el público el que tiene que pedalear para generar la electricidad necesaria. "Nuestra ruta nos ha llevado por pequeños pueblos. Hay mucha diferencia entre las grandes ciudades y el medio rural en África. Buscábamos películas para todos los públicos y que ellos pudieran entender. Muchos no han ido a la escuela y no conocen los idiomas coloniales: inglés, francés o portugués. Hemos proyectado mucho cine mudo antiguo, películas de animación, documentales, películas africanas y también grabaciones que hemos hecho con ellos en los pueblos. El poder de las imágenes es apabullante. Su respuesta ha sido muy emocionante", cuentan.

Cinecicleta es un proyecto autofinanciado: con sus ahorros, colaboraciones de familias y amigos, y venta de camisetas antes de partir. Rechazaron el patrocinio de dos multinacionales. Han vuelto "con las alforjas llenas de humanidad" y dando las gracias por lo vivido. "Nos han acogido muy bien en todas partes, especialmente en los países de influencia islámica. La gente nos abría las puertas de sus casas y nos recibía con mucho respeto y educación. Ha sido una experiencia increíble y hemos aprendido a tener otra visión de la vida", aseguran.

A la vuelta se han encontrado con la precariedad laboral y siguen pedaleando. Cuentan su experiencia en colegios, festivales de cine, festivales ciclistas, centros culturales y allá donde les llaman. Y para el verano planean volver a organizar cine de verano en pequeñas poblaciones españolas. Están abiertos a propuestas y solo piden que el público colabore pedaleando.

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