Zaragoza

La Policía Foral investiga si el atropello mortal de un zaragozano en Tudela fue premeditado

La juez dio permiso para analizar los mensajes del móvil del conductor al saber del enigmático texto que publicó en Facebook solo una hora antes del siniestro.

¿Cómo se produjo el accidente? El atropello mortal se registró el pasado 16 de abril en el camino de Las Norias.
Fuente: Atestado de la Policía Foral de Navarra

La juez que investiga el atropello mortal del zaragozano Carlos Pellejero, de 20 años, el pasado 16 de abril en la localidad navarra de Tudela autorizó hace algunas semanas la intervención y análisis del teléfono móvil del conductor, Abel L. P. C., de 28 años. Lo hizo a petición de la Policía Foral, que intenta averiguar si lo ocurrido fue un desgraciado accidente consecuencia de la temeraria conducta de una persona que circulaba a toda velocidad y drogada por un camino repleto de gente o un acto premeditado.

Una hora antes de arrollar al estudiante de Enfermería y vecino de La Almozara cuando regresaba con su novia y un grupo de amigos de la romería del Día del Ángel, el encausado publicó un enigmático mensaje en Facebook en el que reflejaba claramente su malestar. "Sabéis lo que me pasa y no olvidaré nunca", escribía, a modo de aviso a navegantes. ¿A quién se dirigía? ¿Qué quería decir con esas palabras? ¿Hubo algún otro mensaje más explícito? Esas son las preguntas a las que la Policía Foral trata de dar ahora respuesta.

Fue la propia acusación particular, que ejerce la abogada Carmen Cifuentes en nombre de los padres del fallecido, la que trasladó a los investigadores su inquietud por este extraño mensaje. No porque piense que tras él hubiera alguna amenaza velada contra las víctimas, a las que el conductor no conocía de nada. Lo que a la familia del fallecido le gustaría saber es si hubo otras conversaciones a través de Whatsapp u otras redes sociales en las que Abel L. P. C. pudiera anunciar de alguna manera lo que poco después iba a suceder. Y eso es lo que está tratando de aclarar ahora la Policía Foral mediante el análisis de su móvil.

Las conclusiones de los investigadores podrían dar un auténtico vuelco al caso, dado que si se confirmara que el atropello fue intencionado pasaría a investigarse como un homicidio doloso y no como un fatal accidente.

Concluye la fase de instrucción

Como la juez no ha declarado compleja la causa, la fase de instrucción concluirá el próximo martes, 17 de octubre. A partir de ese momento, no se podrán practicar más pruebas ni declaraciones y corresponderá a las partes calificar los hechos para que la magistrada pueda dictar el auto de apertura de juicio oral.

La pena máxima para un homicidio imprudente son cuatro años de prisión, pero la condena aumentaría de forma considerable si la Policía Foral probara que tras el atropello había algo más. De ahí que sea tan importante conocer las conclusiones de los investigadores antes de que la Fiscalía y la acusación emitan sus respectivos escritos de calificación.

Pero no es este informe el único que aguarda la juez, ya que también se encargó un estudio psicológico del causante del accidente que tampoco ha llegado todavía al juzgado.

Además de Carlos Pellejero, aquella tarde fueron víctimas del atropello la novia del joven zaragozano y otra amiga. Una de ellas salió volando y cayó sobre el capó del Citroën C4 del encausado, que hizo varias maniobras bruscas para tirarla y continuó después la marcha a toda velocidad.

Sigue en prisión provisional

"Llevaba ocho años sin tomar cocaína y me metí tres o cuatro rayas la noche anterior. El domingo –día en que se produjo el atropello–, me fumé también varios porros", reconoció Abel L. P. C. cuando declaró en el juzgado de guardia. Tras escucharle, la magistrada decretó su ingreso en prisión provisional sin fianza. Desde entonces, han pasado ya seis meses y su abogado no ha planteado todavía una posible puesta en libertad.

El investigado aseguró que continuó la marcha porque no fue consciente de haber atropellado a nadie. Pero su versión difiere bastante de la que dieron los numerosos testigos del accidente. De entre todos ellos, la juez destacó en su auto de prisión las declaraciones de los dos jóvenes colombianos que viajaban en el coche del investigado. No lo conocían de nada, pero lo vieron por las carpas y le preguntaron si podía llevarles a Tudela.

Según estos, desde el momento en que se subieron al vehículo sintieron "miedo", ya que Abel L. P. C. conducía de forma violenta y excesivamente rápido. De hecho, parece que uno de ellos llegó a pedirle que aminorara la velocidad, pero hizo caso omiso. Tras el accidente, lograron finalmente convencerle para que les dejara apearse.

Después del atropello el conductor decidió refugiarse en casa de sus padres, que viven en la localidad navarra de Milagro. Pero antes de hacerlo, el joven se detuvo en un campo para quitar los cristales rotos del parabrisas y limpiar la sangre del vehículo, que pertenecía a su padre. Poco antes de la medianoche, fue localizado y detenido por la Guardia Civil.