Cada año se registran unos 200 accidentes ciclistas en la ciudad y los colectivos detectan 40 puntos negros

Rotondas y giros a la derecha sin visibilidad son los escenarios más comprometidos para las bicis. En los últimos años se han corregido conexiones pero la velocidad en ‘zonas 30’ sigue sin respetarse.

Cruce donde se produjo el accidente mortal del lunes.
Cruce donde se produjo el accidente mortal del lunes.
Oliver Duch

Aunque los percances diarios son muchos, la consulta de los partes de incidencias y las memorias de la Policía Local revela que cada año se registran en los tramos urbanos de Zaragoza unos 200 accidentes con heridos en los que se ven involucrados ciclistas. Hace tres años fueron 202 siniestros, en 2015 se contabilizaron 179 accidentes y el año pasado la cifra se rebajó hasta los 173. La mayoría de accidentes, afortunadamente, arrojan únicamente heridos leves –esencialmente ciclistas o peatones–, aunque también se dan cada año una docena de lesionados de gravedad o, en el peor de los casos, de víctimas mortales como el ciclista de San José de 2016 o el del pasado lunes en María Agustín.

Los colectivos ciclistas, como Pedalea o Zaragoza en Bici, llevan años radiografiando las calles de la ciudad y señalando los puntos negros del trazado urbano, que actualmente cifran en unos 40. Aunque algunos se han solucionado en los últimos años con pequeñas intervenciones de Urbanismo (véase las discontinuidades del Coso, Goya o Isabel la Católica), otros son persistentes y tienen más difícil arreglo. Las rotondas y las grandes avenidas sin carril bici concentran la mayoría de accidentes, si bien cualquier cruce sin semáforo puede suponer un riesgo para los amantes de los pedales. "El conductor maniobra, mete el morro del coche y, luego, para y mira", explica Javier Tello, de Zaragoza en Bici, en cuya web se puede ver un mapa de puntos negros. "También están aquellas zonas en las que los ciclistas se ven obligados a parar para hacer un giro, como ocurre en la calle de Santander. El coche cruza y les golpea con la parte trasera", continúa.

Cerrar el paso

La queja de los ciclistas por el trazado del carril bici en el Camino de las Torres es recurrente. Además de los problemas con las paradas de autobús, la calle está trufada de giros a la derecha para que los conductores aparquen en Miraflores y apenas tienen visibilidad antes de invadir el carril bici y cerrar el paso a las bicicletas. También la calle de Sobrarbe o Vía Hispanidad destacan por sus altos índices de siniestralidad ciclista, si bien en el último caso hay ahora un proyecto en licitación para facilitar los itinerarios de las bicis (hay 160.000 euros para un carril de 560 metros) entre Gómez Laguna y Vía Univérsitas.

¿Más problemas comunes? Hace unos meses, Pedalea examinó las llamadas ‘vías pacificadas’ y comprobó que menos de un 25% de los conductores cumple la limitación de velocidad a 30 kilómetros por hora. En su trabajo de campo midieron las velocidades de más de cien turismos en Arzobispo Morcillo y Manuel Lasala (vías pacificadas, largas, y de un elevado uso ciclista) y concluyeron también que pocos turismos guardaban la distancia de seguridad a la hora de adelantar a los ciclistas. De hecho, el colectivo denunció en su día que más de la mitad de los usuarios se han sentido acosados por conductores de coches al circular por Zaragoza y han sido objeto de gritos, insultos y bocinazos para que se aparten a un lado.

La ordenanza municipal limita la circulación de todas las calles de un solo sentido a 30 km/h, lo que favorece el uso de la bicicleta "en la red de calles secundarias", dado que por debajo de esta velocidad un accidente casi nunca es mortal. No obstante, aún sigue habiendo mucho trabajo que hacer en las avenidas principales, en las que se opta por construir infraestructuras ciclistas. ZEC prometió que al final de su mandato que todas las grandes arterias tendrían carril bici y, a falta de dos años para que expire el plazo, se han hecho obras en Constitución o la avenida de Valencia (Sagasta está en camino), pero quedan retos como los del paseo de Pamplona, la avenida de Navarra o Duquesa Villahermosa. En Las Delicias, precisamente, se detectan problemas para pedalear por las calles transversales, dado que sí hay un hermoso y útil carril bici en el paseo de Calanda, pero es complicado –por ejemplo– ir por la avenida de Madrid con un carril bus de bajada y con la presión del resto de tráfico de subida. Para el barrio más poblado de la ciudad, el Observatorio de la Bicicleta ha planteado posibles soluciones como que las bicis puedan usar el carril bus (con una zona de anticipación junto a los semáforos) o ir en contradirección en calles cortas sin tráfico y de perfecta visibilidad.

Confusión normativa

A pesar de que las bicis (y sus percances) proliferan en verano, los datos de accidentes son un poquito mejores año tras año. Desde el gobierno municipal señalan que van dando resultado las campañas de sensibilización y confían también en que la próxima extensión del Bizi contribuya a mejorar y normalizar la convivencia de todos los usuarios de la vía. Además, el venidero reglamento de la DGT, que unificará criterios sobre circulación ciclista, está llamado a acabar con la confusión de las sucesivas instrucciones, normativas y sentencias judiciales.

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